“Por supuesto”, dijo ni bien escuchó de qué se trataba. 

“¿Cómo no voy a colaborar con un proyecto como éste?”, agregó en cuanto se enteró de los detalles. 

Diego Milito no dudó ni un segundo y se sumó de inmediato a la propuesta del Archivo Histórico, ese sueño hecho realidad que apuesta desde mitad de año a preservar con fines educativos la memoria de la Academia. Representante como pocos de la identidad celeste y blanca, no solamente sonrió y aceptó posar para las cámaras brindando su apoyo. Lo suyo fue compromiso explícito: revisó entre sus tesoros personales y donó, al igual que lo vienen haciendo decenas de hinchas desde hace varios meses, seis imágenes de sus primeros pasos como jugador de Racing.

Detrás de cada retrato, una anécdota. Milito eligió con visión de experto qué entregar y chequeó que Mirta, su mamá y la guardiana de todos los recuerdos familiares, estuviera de acuerdo con cada decisión. Entre los dos reconstruyeron el escenario de cada partido: que en la cancha de River, que con el Cilindro de fondo, que en alguno de los tantos predios por los que transitaron los pibes en la complicada década del noventa. “En esos años, me recorrí toda la provincia para jugar. Fueron momentos difíciles pero aprendí mucho. Y, sobre todo, aprendí a querer a Racing”, aseguró en el living de la casa de su infancia.

Mate de por medio, Milito preguntó y preguntó sobre los objetivos del Archivo Histórico y aseguró que para él es fundamental que el proyecto se transforme en una política de club que vaya más allá de los desarrollos puntuales de una gestión. “La historia nos tiene que servir para valorar lo que conseguimos y para no repetir los errores del pasado”, dijo antes de afirmar que le gustaría que otros ex jugadores dieran una mano para agrandar la colección de camisetas. En especial, el ídolo se interesó por la llegada al club de los planos originales del Cilindro y destacó la generosidad de Elsa y de Eduardo Baumeister, los hijos del ingeniero que trabajó en la construcción del Estadio Presidente Perón, para cederlos sin pedir nada a cambio. 

Con el acta de transparencia sobre la mesa -un mecanismo para reconocer el gesto de quienes se desprenden de materiales de valor afectivo-, Milito estampó su firma. Y mostró que sus ganas de hacer historia continúan intactas. Los que quieran imitarlo solamente tienen que escribir a [email protected]. ¡Esta tarea es de todos!