Archivo Histórico

El Flaco dejó su huella

Miércoles 14 de Junio de 2017
Hugo Lamadrid se dio una vuelta por el club y sumó su aporte al de otros grandes ex jugadores, deportistas, socios e hinchas académicos que cedieron parte de su legado personal para expandir cada vez más la memoria histórica de la institución.
El Flaco dejó su huella
“Si en mi época de jugador el club hubiera estado como hoy en día ¿Saben lo distintas que podrían haber sido algunas cosas? Nosotros peleábamos contra todo y contra todos. Hoy Racing está bien, pero no hay que olvidarse nunca de todo lo que sucedió cuando estuvo mal. Hay que mantener activo ese recuerdo”. El Flaco habla y lo miran todos. Lo escuchan todos. Aprenden todos. Por que de esto se trata la historia. De conocer y de comprender lo que ya pasó, para tener una visión integradora de lo que pasa y para construir lo que pasará sin repetir las equivocaciones del pasado. Racing apela a formar una memoria colectiva cada vez más sólida e integradora. Y dentro de ese panorama, el Archivo Histórico de la institución sigue adelante con una labor que semana a semana suma más adeptos. En esta oportunidad otro representante destacado de la historia futbolística del club, Hugo Lamadrid, se acercó hasta el estadio para compartir sus vivencias con los socios e hinchas que colaboran con el proyecto institucional y a su vez, para ceder una parte de su propia historia al lugar que ya es un patrimonio de todos los racinguistas.

Al igual que cada sábado por la mañana, el grupo académico que trabaja de manera voluntaria con el material del Archivo Histórico se encontraba en plena actividad, cuando una figura abrió la puerta e irrumpió en la sala. “Buenos días a todos. Vengo a conocer el archivo”, exclamó Lamadrid con simpatía y una sonrisa. El ex mediocampista central sabe muy bien lo que es Racing. Nadie se lo va a contar con mayor detalle.  Por eso su testimonio vivo sirvió para entender desde otro lugar, más allá del paso del tiempo, una época complicada que debió atravesar la institución en distintos planos, a pesar de la vuelta a la gloria internacional tras la obtención de la Supercopa en 1988. El hito deportivo de la época que llevó tanto a él como al resto de sus compañeros a formar parte de la historia grande del club.

El ex mediocampista central saludó uno a uno a todos los socios e hinchas presentes en la jornada laboral voluntaria, mientras se llevaba a cabo una actividad de conservación y clasificación pormenorizada del material histórico. Luego, ingresó al archivo mientras sostenía en sus manos tanto a su pasado como a su presente y a su futuro. En la izquierda llevaba de la mano a Morena, su hija más chica, mientras que en la derecha tenía varias pertenencias de sus días como jugador de la Academia. Al salir del lugar y luego de recorrer durante un rato la historia reciente (y no tanto) del club, dijo con naturalidad: “Este es mi humilde aporte para que este proyecto pueda seguir creciendo” e inmediatamente entregó la bolsa que traía consigo. Un gesto emocionante y para valorar, como el que ya tuvieron muchos deportistas, hinchas y socios que colaboraron con el Archivo Histórico desde su creación.

Todos los objetos donados por Lamadrid tienen una historia detrás. Y él se encargó de narrar cada una con sencillez y pasión, entre mates y una charla informal con los racinguistas que siguieron su relato de principio a fin. Así fue posible conocer los pormenores de los carnets de su época de jugador en las inferiores académicas o de las fotografías de esos tiempos, en las que se encargó de señalar con detalle que había sido de la vida de la mayoría de sus compañeros de aquel entonces. Luego habló de su primer contrato profesional con Racing Club y también de un recibo de sueldo de esa época: “Yo comparo la plata que ganábamos en ese entonces con las cifras de hoy y la verdad es que no es posible ni sentarse a hablar. Antes no se hacía plata con el fútbol. Se podía vivir bien, pero no te salvabas. Por eso yo tuve que seguir trabajando tras mi retiro y hasta el día de hoy sigo siendo eso: un laburante”.

Tras un rato largo de anécdotas mezcladas con la actualidad y teñidas por la historia, Lamadrid se despidió de la gente. En el final se escucharon promesas de una futura vuelta y hasta una disculpa sentida por no haber podido donar al archivo una camiseta propia. “Les pido perdón, pero aunque parezca increíble, no tengo cientos de camisetas como podría pensar cualquiera. Antes era distinto ese asunto”, dijo con sinceridad y luego agregó entre risas: “sólo tengo una y porque me la lleve de guapo tras un partido de Copa Libertadores. El resto de los recuerdos están en mi cabeza, en mi casa y ahora acá, en el archivo del club”.

Luego de la partida del Flaco, el trabajo matutino continuó pero no quedaron dudas al respecto. Tanto su visita como su aporte sirvieron para darle más fuerza a una premisa sustentada en una realidad que se expande cada vez con más fuerza desde julio del año pasado: al Archivo Histórico de Racing Club también lo hace grande su gente.

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