En un ambiente de mucha emoción, con la certeza de que no habrá futuro sin historia, Racing llevó adelante un homenaje que adeudaba desde hacía tiempo. El hall de entrada de la Sede Avellaneda fue el escenario en el que, a partir de una iniciativa del Departamento de Vitalicios, se restituyó en su lugar el busto de Luis Carbone, presidente de la institución en seis oportunidades y uno de los más notables dirigentes que ha tenido la Academia. 

Gracias a su elogiable gestión, Carbone fue elegido como máxima autoridad de Racing en 1911, en 1915, en 1918, en 1921, en 1924 y en 1939. Bajo sus mandatos, la Academia disputó 394 partidos, de los cuales ganó 272, empató 50 y perdió solamente 72. Además, convirtió 929 goles y recibió nada más 372. En lo que respecta a los clásicos, se impuso en 42, igualó 12 y cayó en 16. Y, si de títulos se habla, el club alcanzó la gloria muchas veces con Carbone como máximo responsable institucional. De hecho, el heptacampeonato de 1919 se consiguió con él dirigiendo el club.

Al acto, asistieron el escribano Luis María Carbone y Alberto Carbone. También compartieron el grato momento otros familiares del referente académico. Integrantes de las áreas de Vitalicios, de Cultura, de Prensa y de Relaciones Públicas dejaron su sello en un reconocimiento muy valioso. Gerardo González, Hugo Drughera y el escribano Carbone fueron los oradores. Fernando Paso Viola, uno de los historiadores más importantes de Racing, también contó detalles de aquella época. 

La Academia vivió una jornada inolvidable. Y seguirá generando espacios en los que reciban su homenaje los que tanto hicieron por estos colores.