Efemérides

Ídolos académicos: Belén, una Bruja contra la raya

Jueves 21 de Agosto de 2014
Socio ideal del Marqués Sosa, wing con bastante capacidad goleadora, fue campeón con Racing en 1958 y en 1961 y se transformó en un símbolo de esa mítica delantera que comandaban Corbatta y Pizzuti. A cuatro años de su muerte, el club lo recuerda con mucho cariño.
Ídolos académicos: Belén, una Bruja contra la raya
Primera verdad que está clara: la historia no empezó ayer. Segunda verdad indiscutible: la historia merece ser contada. Tercera verdad irrefutable: es fundamental conocer la historia para saber quién es uno y hacia dónde va uno. Racing, con 111 años de vida, con un pasado repleto de gloria, tuvo a lo largo de tantos años símbolos que forjaron la identidad del club, que desataron el amor de multitudes y que le entregaron la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Por eso, como homenaje respetuoso, como saludo eterno, se los recuerda en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias. 

Gambeta y misterio son sinónimos. No siempre pero sí en este caso. Pocas veces ocurre pero acá, al referirse a semejante crack, quieren decir exactamente lo mismo. Porque de quien se está hablando es de Raúl Oscar Belén, ese zurdo talentoso nacido el 1 de julio de 1931 en la ciudad santafesina de Roldán. Apodado la Bruja por lo indescifrable de su gambeta contra la raya, debutó en el club el 16 de junio de 1957, en un triunfo por 2 a 0 ante Ferro, luego de estar 18 meses fuera de las canchas por una tuberculosis que casi lo deja afuera del fútbol. Había venido de Newell’s y, en poco tiempo, demostró todo el potencial que tenía. Y, ni bien se juntó con Rubén Sosa, sus condiciones se multiplicaron hasta volverse una carta fundamental.

Salió campeón en el Cilindro. Y dos veces: en 1958 y en 1961. En ambas campañas, formó parte de una delantera brillante: Oreste Corbatta, Juan José Pizzuti, Pedro Manfredini o Pedro Mansila, Sosa y él. De local y de visitante, ante los equipos grandes y frente a los no tan grandes, los cinco se encargaron de poner a la camiseta celeste y blanca por encima de todas las demás. Hasta 1964 estuvo Belén en Avellaneda, donde disputó 174 partidos y convirtió 63 goles oficiales –más 19 entre giras al exterior y amistosos en el país-. Además, formó parte de la Selección que disputó el Sudamericano de 1959 –donde Argentina consiguió el título- y el Mundial de 1962.

Enamorado de este deporte, la Bruja explicó alguna vez, en una clara declaración de principios, cómo arrancó esa pasión por el juego. “Me acuerdo de que los muchachos de la barra de mi hermano mayor compraron una pelota y se le dieron para que la llevara a casa. Yo la agarré y me dormí abrazado a ella. Nunca me acosté tan temprano como esa noche. ¡Quién iba a pensar que esa pelota me iba a dar tantas alegrías!”, confesó ante un periodista que estaba interesado en su historia. Su espíritu amateur, pese a haber vivido en el profesionalismo, se sostuvo intacto más allá del paso del tiempo.

El 21 de agosto de 2010, a los 79 años, Belén falleció en Rosario produciendo una honda tristeza en todos los que lo conocieron. Racing, que mantiene de pie su recuerdo, le rinde un pequeño tributo para que las generaciones futuras recojan su legado.