Efemérides

Gardel, de Racing para el mundo

Viernes 24 de Junio de 2016
Fanático de la Academia desde siempre, símbolo ineludible de la cultura argentina, el Zorzal Criollo perdió la vida el 24 de junio de 1935 en un accidente aéreo. En un nuevo aniversario de su partida, el club recuerda a uno de sus simpatizantes más reconocidos.
Gardel, de Racing para el mundo
Hay que ser grande, muy grande, para tener como hincha a uno de los artistas más destacados de la historia de este país. Hay que ser grande, muy grande, para volverse figura universal de la música argentina por lo hecho en las primeras décadas del Siglo XX. Hay que ser grande, muy grande, para ser Racing; y hay que ser grande, muy grande, para ser Carlos Gardel. El admirador de Pedro Ochoa, crack de los primeros años del amateurismo, falleció el 24 de junio de 1935 en un accidente aéreo en la ciudad colombiana de Medellín. Le regaló al planeta para la eternidad, además de su estampa de caballero, además de su vozarrón inigualable, el tango Patadura, una letra bien celeste y blanca que todavía da vueltas por el Cilindro: “Y ser como Ochoíta, el crack de la afición”.

Tan inmensa es la imagen de Gardel que todos creen saber donde nació: los uruguayos afirman que es oriundo de Tacuarembó y los franceses no se cansan de repetir que su mamá lo parió en Toulouse. Pero lo único cierto es que vivió en Buenos Aires desde chiquito, que se nacionalizó argentino en 1923 y que siempre estuvo enamorado de Racing. De ahí viene su amistad y su reverencia hacia Ochoa, parte del primer equipo desde 1916 y dueño de una gambeta capaz de lograr que el Zorzal Criollo hiciera vibrar sus cuerdas vocales para que el mundo se enterara de semejante talento futbolístico. 
 
Gardel, figura determinante en la historia del tango, ídolo popular como pocos en este país, grabó cerca de 800 canciones de diversos géneros musicales y filmó más de una decena de películas, entre ellas Las luces de Buenos Aires, El día que me quieras y Tango bar. Pero siempre, en cualquier circunstancia, la voz que fue registrada en 2003 por la Unesco en el programa Memoria del Mundo, para que pasara a integrar la lista de patrimonios de la humanidad, encontró huecos para disfrutar del fútbol. Por ejemplo, en 1928 compartió unos días junto a la Selección que viajó a los Juegos Olímpicos de Amsterdam y, además, fue varias veces a ver al Barcelona para acompañar a sus amigos José Samitier y Ricardo Zamora, dos grandísimos jugadores del club catalán.

En un nuevo aniversario de su partida, la memoria de miles y de miles no lo olvidan. En las melodías que circulan aún por Avellaneda, en la estatua que está emplazada en la platea A y en el alma de la Academia, Gardel estará siempre presente.