Hockey sobre patines

“Si salimos campeonas, nos hacemos un tatuaje”

Viernes 25 de Julio de 2014
Carolina Ábalos y Julieta Ábalos, hermanas y jugadoras del equipo de Racing de hockey sobre patines, conocen el club desde chiquitas y sueñan con terminar el año a lo grande. Delante del sitio oficial, ambas prometieron dejar sellada su pasión por este juego en el caso de que consigan el título.
“Si salimos campeonas, nos hacemos un tatuaje”
Cuando uno es chico, muchas veces pasa. Pasa que hay un televisor y que el televisor se transforma en una fuente de inspiración. Y pasa que uno comparte desayunos y almuerzos y meriendas y cenas con una hermana y que sueña con ella qué hacer ahora y en un rato y en el futuro. Y pasa que, en el medio de tanta tareas, de tantos abrazos y de tantas peleas, asoman a través de una pantalla los dibujitos animados y eso altera por completo la percepción de la vida. Y pasa también que uno teje y desteje todo el tiempo qué quiere ser y qué no quiere ser según lo que indiquen los amigos, las amigas, las caricaturas y –por qué no- las hermanas. Pero lo que no pasa muy seguido, más bien casi nunca, es que al destino deportivo de una persona lo defina Rocket Power. Sin embargo, la excepción está acá, en Racing, en la Sede de Villa del Parque: Rocket Power, la serie de dibujitos animados estadounidense aparecida a finales de la década de 1990, fue el gran motivo por el cual Carolina Ábalos y Julieta Ábalos se inclinaron por el hockey sobre patines. Sí, así como suena: si no fuera por las aventuras de Otto, de Reggie, de Twister y de Sam, la Academia no tendría a dos piezas fundamentales del equipo con el que aspira a pelear el campeonato. 

Sin ningún televisor cerca, con el frío de una noche de invierno perturbando la temperatura corporal, Racingclub.com.ar tentó a las dos jugadoras, que saben qué es esto de vestir la camiseta blanca y celeste desde 2003, para que contaran su particular historia. Para el que todavía no las conoce, Carolina tiene 21 años y es de esas que se llena de elementos de protección para ponerse debajo de los tres palos y recibir toda clase de bochazos. Julieta, de 19 años, prefiere en cambio andar con menos peso y proteger a Carolina de los tiros ajenos jugando como defensora. Una y otra son parte del plantel que conducen Diego Lamadrid y Germán De Lucas y que cuenta, además, con otros dos pares de hermanas -las Luro y las Morín-. Sin embargo, de todos los lazos familiares que pueblan al hockey de Racing y al hockey de otros clubes que no son Racing, ningún otro le debe tanto a un dibujito animado.   

-Empecemos por el principio de esta historia. ¿Por qué empezaron a jugar al hockey?

Carolina: -Había un dibujito que se llamaba Rocket Power, que mirábamos siempre con mi hermana y en el que se jugaba al hockey. Yo hablé con mis amigos y me dijeron que tenían una conocida que hacía hockey en Racing. Entonces, yo con 10 años y ella con 8, vinimos a probar a ver si nos gustaba.

Julieta: -Es así. Vinimos porque venía la hermana de un amigo. Yo no tenía idea de qué era el hockey. Ni bien llegué la primera vez, le pregunté a la entrenadora cómo se jugaba. Me contestó que era igual a lo que hacían los de Rocket Power. Y ahí entendí todo (risas).

-¿Les gustó de entrada o les llevó un tiempo que les dieran ganas de jugar?

Carolina: -A mí me gustó enseguida. Tanto que pedí el palo como regalo de Navidad. Igual no sabíamos nada, ni siquiera patinar. Nos costaba muchísimo, al punto de que teníamos que agarrarnos de la baranda para poder avanzar unos pasos. 

Julieta: -Me pasó más o menos lo mismo. Pasa que el trabajo es el doble porque primero hay que aprender a patinar y, recién después, podés agarrar el palo.

-Arrancaron juntas acá en Racing. ¿Pero siempre jugaron en los mismos equipos?

Julieta: Siempre jugamos en el mismo club y casi siempre jugamos en el mismo equipo. A veces, a mí me subían de categoría y entonces compartíamos. Si no, por ahí yo jugaba sola en mi categoría y después me subían a la otra para jugar con ella.

Carolina: Lo que nunca hicimos fue dejar de jugar. Hubo veces en las que teníamos menos ganas de venir pero nuestro papá nos mandaba igual. Y ahí, rápido, volvías las ganas. 

-¿Cómo se te dio por el arco?

Carolina: -Yo empecé como jugadora. Durante tres años estuve en el campo y después empecé en el arco. Fue medio una casualidad. Faltaba justo la arquera y me dijeron que probara. Anduve bien y me encantó. Lo que más me gusta es que te sentís viva.

Julieta: -Igual se vive quejando. Le pegás un bochazo y se queja. No se entiende: si le gusta atajar, se la tiene que bancar (risas). Yo probé una vez, en un partido amistoso, pero no me convenció. Así que siempre elegí el campo. Suelo jugar de defensora porque me siento más cómoda. Adelante hay que moverse más y me pierdo.  

-Debe ser bastante particular jugar con una hermana. ¿Cómo es la relación en la cancha?

Julieta: -Es muy difícil. Una se pone contenta por la otra pero hay más peleas que otra cosa. 

Carolina: -Ya estamos acostumbradas. Acá hay, además, otros dos pares de hermanas, así que es algo común. Es más: antes había otro más y éramos cuatro pares de hermanas en el equipo. Es bastante normal en el hockey y en otros clubes se ve. Aunque no tanto como en Racing. 

-Yendo más a la actualidad. ¿Cómo ven hoy a la actividad?

Julieta: -Somos ocho y, en cuanto falta una, se nos complica para entrenarnos. Estamos necesitando más jugadoras e invitamos a que se sumen. Practicamos dos veces por semana, martes y jueves, de 21 a 23. A partir de los 15 o de los 16, ya pueden jugar con nosotras. Eso sí: tienen que saber patinar. 

Carolina: -No nos fue bien en la primera parte del año pero vamos a mejorar. Tenemos con qué. Necesitamos aumentar el compromiso de todos para que las cosas salgan como se espera. El año pasado estuvimos cerca y eso demuestra que podemos. Si entrenamos todas parejas, si nos ponemos las pilas, se puede.

Julieta: -Perdimos varios partidos pero la diferencia con los otros equipos no fue grande. Por ahí, nos ganaban en el último minuto. Si entrenamos más, estoy segura de que se puede.

-Entonces hay que pensar en el título. ¿Qué pueden prometer si se da el campeonato?

Carolina: -Nos tatuamos. Lo tengo decidido. Un palito con una bocha, para que quede claro lo que nos pasa con este deporte.

Julieta: -Yo estoy muy convencida (risas). Pero sí. Me hago cargo de la promesa: si salimos campeonas, me tatúo con mi hermana.

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