Nació el 25 de mayo de 1930. Permaneció en Racing entre los años 1948 y 1957 en los cuales disputó 157 partidos convirtiendo 57 tantos. No las tenía fáciles “Don Manuel”, ya que en esos años su puesto era propiedad de, nada menos, Rubén Bravo. Pero su paciencia, su humildad y su amor por La Academia le decían que también era “su” tiempo. Por eso supo meterse en la piel del hincha académico el 24 de septiembre de 1950 cuando el DT Guillermo Stábile decidió que jugara contra Independiente, de visitante. Y vaya si cumplió: fue el autor de tres goles en la victoria racinguista por 4 a 2 (el restante, obra de Mario Boyé). Luego de la partida de Mario Bravo, logró la continuidad que necesitaba y merecía y su contacto con las redes rivales fue una constante. Con su habitual buen humor (dicen, por ejemplo, que en una gira por Centroamérica les tiraba bombitas de agua a los peatones desde el balcón del hotel), se refería a una de sus principales “víctimas”, el gran arquero Amadeo Carrizo: “Amadeo me tenía miedo. Yo era muy amigo suyo pero lo tenía de punto y le conocía los defectos”. Manuel Blanco falleció el 19 de marzo de 2011. Sus cenizas, por pedido de la familia, fueron esparcidas en el Cilindro, cumpliendo así el deseo no sólo de un jugador notable sino también el de un hincha académico de verdad.