Porque el fútbol nos une, porque las camisetas nos vuelven sólo rivales, porque la pelota nos hermana, porque no queremos saber nada con pelearnos, porque el juego termina en la cancha, porque la historia nos pone del mismo lado. Así, con un mensaje totalmente alejado de la violencia, los chicos de Racing y de Independiente se juntaron en la previa al clásico de Juveniles en la Casa Tita Mattiussi. En medio de risas y de buen humor, decenas de jugadores compartieron una noche inolvidable que formó parte de un proyecto que comenzó el año pasado en el predio que el Rojo tiene en Villa Domínico.

El encuentro, organizado de manera conjunta por ambos clubes, fue directamente para merendar. Hubo saludos y hubo diálogo porque, al fin y al cabo, la apuesta era seguir conociéndose. Los pibes también tomaron la palabra y le dieron paso a un show de humor que desató carcajadas por todos lados. A la hora de la cena, las hamburguesas coparon la escena en mesas compartidas en las que abundaron no sólo las gaseosas sino también las anécdotas futboleras. Para el cierre, la posta la agarró El Bordo, la gran banda de rock que se ocupó de ponerle los pelos de punta al Cilindro.

Lejos de haber sido un punto de llegada, la actividad funcionó como la continuidad de una propuesta que está lejos de detenerse. Racing e Independiente, convencidos del aporte que pueden hacer para mejorar la sociedad en la que vivimos, van por más.

Fotos: Paola Lara.