Fútbol Masculino

Los números de un campeón inolvidable

Lunes 15 de Diciembre de 2014
Luego de 13 años de espera, Racing se quedó con el título de Primera División y cosechó así su decimoséptima estrella a nivel local. Acá van los detalles para entender por qué la Academia fue el mejor equipo del fútbol argentino.
Los números de un campeón inolvidable
Racing es el campeón y su gente lo disfruta. Racing es el campeón y sus vitrinas deben hacer lugar a un nuevo trofeo. Racing es el campeón y no hay ninguna casualidad en el asunto. El equipo de Diego Cocca acumuló argumentos a lo largo del semestre como para conseguir merecidamente eso que terminó de concretar ante Godoy Cruz. Los números de la campaña aparecen como la muestra evidente de lo que el conjunto capitaneado por Diego Milito fue mostrando con el correr de los partidos. Un pantallazo estadístico sirve entonces para recorrer con lujo de detalles las virtudes que le permitieron a la Academia cumplir el sueño de su hinchada.

Al igual que lo ocurrido en los torneos recientes, precisó Racing jugar los 19 compromisos para consagrarse: disputadas entonces 19 fechas, sumó 41 puntos y le sacó a River, su inmediato competidor, la diferencia suficiente como para festejar. Sólido en todas sus líneas, comprometido desde lo actitudinal, la Academia tuvo la virtud de superar los tramos adversos del campeonato y de sacarle jugo a las rachas positivas. Con 13 triunfos, dos empates y cuatro derrotas, lo más saliente fue la seguidilla de buenos resultados obtenidos en la segunda etapa del certamen: de las últimas nueve presentaciones, se ganó en ocho y se igualó una. Además, en los últimos siete partidos fuera del Cilindro, el equipo se impuso en seis y empató solamente en uno.

Más claves para entender al campeón: pateó al arco 211 veces –un promedio de 11,1 por partido- y convirtió 30 goles –una media de 1,5 por duelo- Su armada ofensiva fue realmente vital: Gustavo Bou hizo diez; Gabriel Hauche, cinco; Diego Milito, seis; Adrián Centurión, tres; Marcos Acuña, dos; Facundo Castillón, uno; Luciano Lollo, uno; Gastón Díaz, uno; y Ramiro Funes Mori, en su propio arco, el restante. Entre los tres delanteros que más minutos jugaron –Bou, Milito y Hauche- anotaron el 70 por ciento de las conquistas. Pero la sucesión de detalles continúa: del total de goles, 16 fueron en los primeros tiempos y 14, en las segundas parte; 21 fueron de jugada; seis, de cabeza; uno, de tiro libre; uno, de penal; y uno, en contra.

Pero el rendimiento defensivo también resultó fundamental para consagrarse. A Racing le marcaron 16 tantos pero, en los últimos seis encuentros, Sebastián Saja logró mantener su valla invicta. De hecho, el arquero, que solamente se perdió por lesión el cruce ante Atlético de Rafaela por la décima jornada, acumula hasta ahora 584 minutos sin que le conviertan. De los 16 goles recibidos, nueve fueron en las etapas iniciales y siete, en los complementos; 14 fueron de jugada; uno, de cabeza; y uno, de penal (Silvio Romero, para Lanús, en la sexta fecha). En la decimosexta jornada, frente a Quilmes, al equipo de Cocca le cobraron otro penal pero Saja le detuvo el disparo a Sebastián Martínez.

¿Quiénes estuvieron más en la cancha? Lollo y Gastón Díaz son los únicos que jugaron todos los partidos. El defensor central, además, es quien más minutos sumó por el momento, ya que únicamente se ausentó en el último rato del triunfo contra Banfield. Saja participó en 18 encuentros. Milito, Leandro Grimi, Centurión y Ezequiel Videla lo hicieron en 17. Cocca utilizó 24 jugadores a lo largo del torneo y todos cumplieron funciones importantes cuando les tocó ingresar. Cinco futbolistas vieron la tarjeta roja: Nicolás Sánchez (fecha 1), Gabriel Hauche (fecha 2), Adrián Centurión (fecha 6), Leandro Grimi (fecha 13) y Yonathan Cabral (fecha 16). En total, la Academia recibió 51 amonestaciones –un promedio de 2,6 por encuentro- y sus adversarios, 57. A los rivales les expulsaron seis futbolistas.  

Sobran los motivos para estar orgullosos de un plantel que transpiró la camiseta siempre. Su entrega en cada partido es la muestra más elocuente de por qué se llegó hasta acá. Lo demás es una explicación estadística de la merecida alegría que vive el pueblo académico.

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