Esa sonrisa, la del arquero en la puerta del vestuario local recibiendo el sol de una tarde de otoño, es la mezcla exacta de compromiso y de esperanza. Esa sonrisa, la del hombre maduro que todavía sueña como un pibito de potrero, es la muestra de que Racing disfruta del momento que vive. Sebastián Saja no estaba en el club en 2003 pero sabe muy bien que la Academia lleva 12 años sin poder disputar los octavos de final de la Copa Bridgestone Libertadores. Y, entonces, con la identidad celeste y blanca transformada en identidad propia, asume el desafío de estar a la altura de las circunstancias. Y, entonces, promete esfuerzo y concentración y ganas para la cita más esperada por todos los hinchas. Y, entonces, se hace tiempo para hablar a solas con Racingclub.com.ar sobre lo que se viene. 

-La ilusión de los hinchas se palpa enseguida, en cada gesto, en cada saludo. ¿De qué manera manejan  las ganas de llegar bien lejos en la Copa?
-Obviamente, tenemos mucha ilusión y mucha expectativa, como los hinchas. Pero tratamos de transformarla en responsabilidad para trabajar. Creo que lo bueno de este plantel es la experiencia del año pasado, cuando hubo que convivir con una ansiedad similar. Lo supimos manejar bien, sobre todo en las últimas fechas, y los resultados llegaron. Eso nos da tranquilidad para encarar los octavos de final. 

-No debe ser fácil escaparle a la ansiedad general. ¿Cómo se hace para mantener la calma de cara al partido del jueves?
-Buscamos abstraernos un poco de lo que nos rodea. Es verdad que los hinchas ya quieren jugar los cuartos de final pero nosotros, en cambio, tenemos claro que hay que tomarse cada partido como si fuera el último. Nunca se sabe cuál puede ser el último. Así que no nos queda otra que trabajar la clasificación minuto a minuto. Para cumplir el objetivo, lo mejor es aislarse de la euforia. 

-En los papeles, Racing aparece como favorito para este cruce porque terminó primero en su grupo. ¿Cómo se hace para que nadie crea que conseguir la clasificación será sencillo?
-Los ejemplos son la mejor manera de entenderlo. En la última Copa, los dos últimos clasificados jugaron la final, así que está claro que no hay favoritos. Sabemos que tenemos responsabilidad en esta eliminatoria pero también sabemos que nos va a costar. No somos triunfalistas. Al contrario: somos conscientes de que va a ser un duelo bravísimo y de que subestimarlo sería un grave error. Los equipos uruguayos siempre complican y ésta no va a ser la excepción. 

-Suele decirse que, en esta clase de partidos, hay que tratar de que pasen rápido los malos momentos y de capitalizar los buenos ratos. ¿Esa es la fórmula para pasar a cuartos?
-Sí, es una gran verdad. Los malos ratos, que no son inevitables en una eliminatoria de 180 minutos, no deben ser decisivos. Y, en cambio, lo ideal es que los buenos momentos sean efectivos y determinantes. La experiencia cuenta en eso y por eso estoy tranquilo: porque tenemos partidos acumulados y porque llegamos en un buen nivel individual y colectivo. Lo venimos demostrando en los dos torneos. 

-Todo indica que Milito volverá a ser titular. ¿Cuánto le cambia al equipo su presencia?
-No es lo mismo tenerlo que no tenerlo en la cancha. Siempre que pueda estar, el equipo se va a sentir más confiado. Más allá de que no pudo disputar los últimos partidos, que juegue ya es suficiente porque nos genera un contagio irremplazable. Es una gran noticia que pueda estar. 

-Vino bien haberle ganado a Lanús en la previa al partido con Wanderers. ¿Cómo llegan desde lo futbolístico?
-Bien, muy bien. Tuvimos buenos partidos y partidos regulares pero nunca nos caímos. Trabajamos muy bien en el receso y estamos bien también en lo físico, que es importante. Con Lanús no brillamos pero tuvimos una actuación correcta. Y eso es lo que vamos a necesitar para ganar: estar físicamente a la altura y jugar bien.