Un tropezón no es caída -dice el dicho popular- y eso es lo que tendrá que meterse Racing en la cabeza para soñar con dar vuelta la historia de una serie que se definirá la semana que viene en Avellaneda. En el cruce de ida de los cuartos de final, en la noche de Asunción, la Academia batalló con las armas que pudo y aguantó con diez jugadores más de un tiempo pero terminó perdiendo por 1 a 0 frente a Guaraní. No habrá más opción para el campeón del fútbol argentino que mentalizarse en que las chances de meterse entre los cuatro mejores del torneo todavía están intactas.

Mantener el orden y sostener la paciencia. Esa fue la gran apuesta del equipo de Diego Cocca desde el comienzo ante un rival que salió decidido a monopolizar la tenencia de la pelota y a instalarse en campo contrario. Con dos líneas de cuatro hombres ubicadas bastante cerca de Sebastián Saja, los delanteros quedaron relativamente sueltos para tratar de lastimar con espacios. El conjunto local, con mucha movilidad a la hora de la circulación, no se desesperó y buscó arrimarse con Federico Santander como principal referencia ofensiva. Los centrales debieron luchar mucho para neutralizar al atacante. Sin embargo, el primer tiro de cierto riesgo salió del pie derecho de Gustavo Bou a los cuatro minutos. No mucho más tarde, un pelotazo cruzado de Luciano Lollo encontró a Washington Camacho libre por izquierda, aunque la maniobra no terminó generando riesgo.

Más allá de que Guaraní controló el desarrollo del juego, no fue especialmente profundo. En el primer tramo del duelo, el arquero académico tuvo que intervenir pocas veces y, por lo general, no fue muy exigido. La primera posibilidad clara llegó a los 27. Marcelo Palau, luego de una interesante acción colectiva, remató desde el borde del área. El balón rebotó en un defensor y salió cerca del poste izquierdo. La réplica arribó de la mano de Bou: a los 38, el goleador del certamen aceleró por izquierda y buscó el arco. Alfredo Aguilar respondió tirándose contra el palo. Pero el momento más difícil de la etapa inicial estaba por llegar. a los 41, Lollo se fue expulsado después de un golpe a Santander. Leandro Grimi debió pararse en la zaga y Camacho, contra el lateral. Racing se fue entonces al descanso con varias cosas que ajustar para no ofrecer ventajas. 

No hubo variantes de nombre para el complemento y la Academia siguió plantada de la misma manera en el terreno. Replegada y atenta, la visita concentró sus chances en el contragolpe. Y así estuvo cerca de abrir el marcador. Apenas iban dos minutos cuando, a la salida de un córner, Bou disparó con potencia entrando por detrás de todos. El arquero envió la pelota al córner con lo justo. Cocca eligió reacomodar las piezas y puso a Germán Voboril en lugar de Milito. La línea de atrás volvió a tener de esta forma nombres habituados a esos puestos. El despliegue colectivo era notable y eso complicaba las aspiraciones del anfitrión, que tropezaba seguido con la firmeza celeste y blanca. En una de las pocas jugadas en las que no hubo respuesta defensiva, Luis De la Cruz tuvo una chance nítida pero falló en la definición.  

Más cambios para no ceder intensidad: Marcos Acuña reemplazó a Camacho y Nelson Acevedo hizo lo propio por Videla. Racing se propuso resistir y corrió y corrió para alcanzar el objetivo. Palau y Jorge Mendoza paralizaron los corazones con dos intentos de media distancia que obligaron a Saja a tirarse contra un rincón. Pero el aguante tuvo un límite: a los 41, Julián Benítez se construyó un hueco del centro hacia la derecha y rompió el cero con un tiro cruzado que se metió en el ángulo inferior derecho. La Academia esperó el cierre del partido y, con algún dejo de bronca por no obtener el resultado que fue a buscar, reservó su ilusión para la revancha.