Pocos, muy pocos. Son muy pocos los futbolistas de esta época que llegan a vestir 200 veces la misma camiseta de manera oficial. Y Sebastián Saja, referente indiscutido de la Academia, dueño del arco desde hace casi cinco temporadas, lo hizo. El miércoles pasado, ante Atlético Mineiro, alcanzó esa cifra descomunal que lo puso dentro del selecto grupo de jugadores que marcan la historia del club. Con el buzo alusivo en la mano, con la ilusión de continuar soñando en la Copa, el arquero charló en exclusiva con Racingclub.com.ar y relató cómo la Academia se le fue volviendo una pertenencia potente en su vida.

-¿Qué significa para vos haber llegado a los 200 partidos con esta camiseta?
-Muchísimo. Es una gran cantidad de partidos. No cualquiera en el fútbol moderno puede llegar a jugar 200 veces en un equipo tan grande como Racing. Estos son tiempos en los que los jugadores están, a lo sumo, una o dos temporadas en un club como éste. Así que, al menos para mí, no es menor lo que conseguí. Esto, claramente, superó mis expectativas: Racing se convirtió en el equipo para el que más jugué en mi carrera.

-Llegaste a Racing a mediados de 2011. ¿Qué balance hacés de todos estos años?
-Es muy bueno. Todo se fue dando de a poco. Primero, busqué adaptarme al club y ganarme la aceptación de un público que acá me había visto solamente con la camiseta de otro equipo grande. De entrada, tuve que trabajar mucho para ganarme un lugar. Le fui tomando cariño al club en el día a día y eso hizo que me entusiasmara más todavía. 

-Fuiste testigo de cómo el club pasó de estar en los últimos puestos a salir campeón. ¿Qué papel jugaste en ese proceso?
-Todos fuimos protagonistas y puedo decir con orgullo que fui parte de ese cambio. Hoy celebro que estemos así pero no puedo negar que hubo momentos de dificultad en lo deportivo y en lo institucional. Yo apenas fui una pequeña parte del trabajo que hicieron compañeros que están, compañeros que ya no están, dirigentes, socios e hinchas. Haber pasado trances complicados nos hizo aprender a valorar lo que hoy tenemos. 

-¿En qué momento te diste cuenta de que lo tuyo con Racing iba en serio?
-Fue un cambio clave cuando el Coco Basile me dio la cinta de capitán. A partir de ahí, tuve una responsabilidad mayor que excedió el compromiso adentro de la cancha. Desde ese momento, empecé a tener otras funciones y mi compromiso con el club creció. Lo demás se fue dando de manera natural y mi familia fue adoptando a Racing. Cuando llegué acá, Mateo, mi hijo más grande, tenía cuatro años y no había decidido de qué equipo iba a ser hincha. Simón, que ahora va a cumplir cinco, siguió su camino. Eso ocurrió por lo que viven cada vez que vienen a la cancha y por lo que siente su papá por esta camiseta. 

-Si tuvieras que elegir uno, ¿con qué partido de los 200 que jugaste te quedarías?
-Es una pregunta muy difícil. Creo que no elegiría por lo destacado sino por la importancia. Los partidos con Quilmes y con Central, antes de salir campeones, me parecen de los mejores. No por mi actuación a lo largo de los 90 minutos sino por intervenciones puntuales que se volvieron importantes. Y también me quedaría con algunos de mi primer campeonato, cuando estaba el Cholo Simeone, porque fueron claves para que la gente me aceptara. 

-La gente de Racing dice que esta historia de 200 capítulos recién comienza. ¿A cuántos partidos vas a llegar?
-No lo sé. Imposible saberlo. Quizás, a algunos les parezca algo frío el número 200 pero para mí es muy valioso. Jugar cada partido en un equipo grande cuesta mucho y llegar a esta cantidad es fuerte. Hoy, mucho más que antes, tengo que pensar partido a partido. Lo próximo será el 201 y, después, el 202. De esta manera llegué donde llegué.