La calidad es una virtud casi imposible de remplazar. Tan cierto es que el esfuerzo puede compensar algunas deficiencias como que los futbolistas de categoría suelen destruir cualquier catarata de sacrificios que se les ponga por delante. Y Racing, que precisaba la victoria para no quedar relegado, que necesitaba volver a creer en sus condiciones, contó con piezas que le permitieron resolver la cita en Liniers sin sofocones. Fue 3 a 0 el triunfo ante Vélez para recuperar la sonrisa y para acomodarse en la tabla de posiciones.

Una diferencia que se puede explicar en apenas cinco letras: Acuña. El equipo de Zielinski tuvo una carta brava que desniveló cada vez que intervino. Antes del descanso, bastaron tres apariciones fenomenales suyas para destrabar una cita que había arrancado con escaso vuelo y sin mucho ritmo. La primera sucedió a los 13 minutos y comenzó con una bola perdida que agarró Licha López en tres cuartos de cancha. El capitán juntó rivales y lanzó un pase punzante para que Acuña, con un zurdazo potente y bien colocado, convirtiera el primer tanto de la tarde. Hubo que esperar casi un cuarto de hora para que la figura de la cancha demostrara nuevamente su jerarquía: en una ráfaga de talento, encaró desde la derecha hacia el centro y, tras un rebote fortuito, definió ante la salida de un arquero que nada pudo hacer para evitar la conquista. Y la tercera gran jugada de Acuña asomó a través de un pase brillante que dejó a Licha, su socio predilecto, de cara a Aguerre. Un toque sutil de emboquillada y un cabezazo para corregir el destino del disparo fueron suficientes para estampar el tercero.

Repleto de calma, ausente de urgencias, Racing eligió replegarse contra su última línea en el complemento. Orión sacó dos disparos complicados y ofreció la seguridad que requerían las circunstancias. Vélez avanzó una y otra vez por la banda izquierda pero, pese al esmero de Pavone, no puso en serios aprietos a la visita. Rosales ingresó por Romero para acelerar en las transiciones y las aspiraciones se concentraron en los contragolpes. Un tiro libre de Bou que se estrelló en el travesaño pudo haber significado el cuarto pero la suerte no acompañó al delantero. Martínez y Guisao –que tuvo su estreno con esta camiseta- completaron la lista de modificaciones en un equipo que controló de principio a fin la historia.

Racing tenía que ganar y lo hizo. Con jugadores como del nivel de Acuña soñar parece más sencillo. 

FOTOS: Paola Lara.