Justo cuando el pecho pesaba y cuando el oxígeno escaseaba y cuando más falta hacía recuperar la sonrisa, Racing ganó. Fue de local, fue en casa, fue en el Cilindro. Fue ante San Lorenzo, en un clásico intenso pero sin mucho vuelo, en un 2 a 1 que no aflojó hasta la última pelota. La Academia, con sueños de Copa Sudamericana encima, pudo entonces ganar de nuevo y demostrar que, pese a los tropezones, tiene con qué pelear arriba.

Renovado en varios lados, el equipo de Diego Cocca no quiso regalar ninguna dosis de protagonismo y se propuso como primer objetivo impedir que el circuito de tenencia ajeno se le volviera una bomba de tiempo. Luciano Aued se ubicó por delante de los centrales y, pese a batallar a veces en inferioridad numérica, se las ingenió para que Nicolás Blandi no recibiera cómodo. Sin encontrar profundidad fácilmente, la visita se recostó contra su sector izquierdo para buscar el desnivel. En una de esas jugadas, Juan Musso debió intervenir para que Ezequiel Cerutti no convirtiera. La mejor respuesta ofensiva del local estuvo en la zurda de Santiago Rosales, que obligó a que Nicolás Navarro se revolcara contra su poste derecho. Como de costumbre, Licha López aportó la claridad y Marcos Acuña, capacidad de molestar en el uno contra uno. Y la expulsión de Hernán Rojas a poco del descanso abrió un panorama claramente favorable para la Academia.

En la primera del complemento, gol. Racing la movió bien del centro hacia la derecha, el centro llegó al corazón del área y, tras una sucesión de rebotes, Rosales la empujó para desatar el grito. Parecía que el desarrollo se acomodaba a favor del dueño de casa pero un contragolpe maldito le permitió a Blandi igualar con una buena definición a los 12. No se desanimó Racing, que continuó tratando de aprovechar el hombre de más. Y fue justamente por afuera, en los pies de Maximiliano Cuadra, que asomó la solución. Una gambeta algo atropellada derivó en un disparo que Acuña, a la carrera, mandó a la red cuando el reloj indicaba 23 minutos y el suspenso crecía.

El regreso de Leandro Grimi desató una importante ovación y la entrada de Marcelo Meli en lugar de Rosales le dio aire a un conjunto que precisaba no perder intensidad. Como pudo, la Academia aguantó sin poder capitalizar las posibilidades con espacios. Un remate de Aued de afuera del área se estrelló en el travesaño y Licha desperdició una situación clarísima delante del arquero. A poco del cierre, Braian Álvarez hizo su estreno en Primera ingresando por Cuadra. Con una leve cuota de sufrimiento, el Cilindro aguardó a que las agujas corrieran con velocidad. El pitazo final llegó y el alivio fue amplio. Ahora habrá que pensar en Colombia.