Fútbol Masculino

Puso cabeza y corazón

Jueves 29 de Abril de 2021
Racing le ganó 2-1 a un exigente Sporting Cristal, con un cabezazo de Cáceres y otro de Chancalay. El equipo de Juan Antonio Pizzi jugó casi todo el segundo tiempo con uno menos por expulsión de Orban, aguantó con las manos mágicas de Arias los ataques peruanos y se llevó un triunfo clave para ubicarse arriba al cabo de la segunda fecha del Grupo E de la Copa Libertadores.
Puso cabeza y corazón
Habrán sido los mejores 25 minutos de inicio de Racing en mucho tiempo. Para que el dominio que ejerció en ese lapso ante Sporting Cristal se concretara se combinaron varios elementos, como la conducción de Piatti, los encuentros del dúo Lovera-Mena por izquierda, los rompimientos directos de Miranda y la compresión de líneas entre volantes y defensores. Poco habituado a ponerse en ventaja de manera prematura, esta vez el control se tradujo en ventaja con otro cabezazo estupendo de Cáceres. Había, entonces, confianza por el estímulo que suscitaban los movimientos colectivos y los aportes individuales.

Pero antes del cuarto de hora final del primer tiempo, sin aviso, Racing diluyó sus atributos: perdió la pelota, no acompasó al conjunto en función de la circulación y, sobre todo, dejó amplios espacios a espaldas de los medios sin que los centrales achicaran esos metros que los peruanos, con la capacidad de toque que se les reconoce, supieron aprovechar. Sporting Cristal anunció con lo que hilvanaban Calcaterra, Távara y Gonzáles (uno de los más destacados) y el provecho que Loyola y Corozo sacaban sobre la izquierda, porque doblaban la posición de Cáceres sin que Alcaraz acudiera en ayuda del lateral.

Si aquellos 25 minutos de inicio fueron prósperos, los 20 de arranque de la segunda parte resultaron plenos de zozobra, con el agregado de que la expulsión de Orban, irreprochable, obligó a un mayor esfuerzo. Arias, manos mágicas, le tapó a Ávila en el primer minuto, no pudo ante el derechazo de Gonzáles, pero sí, como superhéroe, frente a un cabezazo de pique, en el área chica, a Riquelme.

Pizzi acertó con los reemplazos (Moreno por López, Novillo por Piatti y Chancalay por Lovera), porque el equipo se recompuso, alejó a los peruanos de la zona propia y apuntó a explotar los espacios. Y le salió a la perfección, con el enlace Chancalay -el primer pase, en campo propio, fue suyo-, Copetti -esperó la aparición al vacío de un compañero- y Miranda -lanzó un centro exquisito-, definido como punta, con un perfecto testazo, por el ex Colón.

Lo que cuesta, vale. Tal vez este éxito, cuando cierre el Grupo E, adquiera una dimensión infinita.

Fotos: Conmebol y Fotobaires

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