Vivió toda su vida en frente de la sede de Villa del Parque. Vecino y conocedor de este barrio de la Ciudad de Buenos Aires, Hernán Mandrafina tiene 39 años y es jugador de básquet de la Academia. Su primera experiencia con este deporte fue a los nueve años. A esa edad empezó a jugar en Racing y fue en 1998 cuando sus pasos lo llevaron a ser entrenador de esta disciplina.

-¿Qué es lo que te liga a este deporte? 
-Fundamentalmente, la altura. Siempre fui de los últimos en la fila en el colegio. Pero, principalmente, el incentivo de mi papá, quien también fue jugador de básquet.

Hernán trabaja de lunes a sábado en la sede. Los días de semana va de 18 a 21 y los sábados lo hace por la mañana. “También juego los martes, en la categoría Más 35. Y, fuera de lo que es Racing, trabajo en una fábrica de Capital Federal como administrativo”, cuenta en una charla íntima con Racingclub.com.ar. El básquet en Villa del Parque es bastante tradicional. Alrededor de ochenta deportistas, desde los pre mini hasta los mayores, practican la actividad y todos se entrenan dos o tres veces por semana según la categoría.

-¿Estás solo a cargo de la disciplina en la sede o tenés un equipo de trabajo? 
-Yo soy el encargado desde hace más de 15 años. Me ayudan Pablo Testagrossa, Maximiliano Mannella y Francisco Simonetti. Ellos son entrenadores de las diferentes categorías.

Más de una persona que conoce con lujo de detalles todo lo que ocurre en el establecimiento ubicado en Nogoya 3061. "La sede está atravesando un cambio, sobre todo desde la parte dirigencial, con la llegada de Norberto Perone", explica Mandrafina. "Estamos tratando de solucionar las falencias que veníamos sufriendo y, si todo sale bien, vamos a comenzar a crecer como institución a partir del próximo año”, agregó con la esperanza de protagonizar una transformación por la que viene peleando desde hace mucho. Mandrafina no sólo está ligado al básquet por medio de Racing sino que también se recibió de entrenador nacional y realizó el curso homologado que dicta la Federación de Básquet de Capital Federal.

Su vida tiene mucho que ver con Villa del Parque. “Me considero un hombre de la sede, criado dentro del club. Sufrí mucho el abandono durante los 90'. Participé activamente de la resistencia al remate a finales de esa década y fui una de las veinticinco personas que tomamos la sede al día siguiente para que eso no ocurriera”, recuerda con una importante cuota de orgullo. Hernán se siente capacitado, siempre que sus ocupaciones se lo permitan, para ayudar en la logística y en la preparación de cualquier evento que se realice en un lugar al que siente su lugar.

-¿Cómo ves a los equipos, en sus diferentes categorías y competencias, en cuanto al nivel deportivo y humano? 
-Nosotros siempre decimos que ésta es una escuela de básquet que, con el tiempo y con la calidad de nuestros deportistas, trascendió. Hoy por hoy, podemos competir en distintas categorías. Siempre fuimos de no dejar de lado la parte social y es por eso que no probamos jugadores sino que todo aquel que esté decidido a practicar la actividad es bienvenido. Eso va más allá de sus aptitudes y de sus cualidades deportivas.

-¿Cuál es el objetivo que se trazan para continuar desarrollando el básquet de Racing?
-Más allá de los resultados deportivos, que son importantes pero no definitorios, la meta siempre es la misma: nosotros intentamos que la actividad crezca día a día y eso se manifiesta, fundamentalmente, en el caudal de deportistas que la practican en la sede.

El gimnasio de básquet de la Sede de Villa del Parque, por una decisión en conjunto entre los padres y la dirigencia, lleva desde 2005 el nombre de Hernán Mandrafina. Esto lo sonroja pero, a la vez, lo llena de orgullo. Es lógico: Villa del Parque no sólo es su lugar de trabajo sino también su propia casa. 

Informe: Ludmila Espadinha.