Archivo Histórico

Un siglo de tenis académico

Viernes 22 de Septiembre de 2017
Cuando promediaba 1917, gracias a un extraordinario esfuerzo de la Comisión Directiva presidida por Arturo Giró, se construyeron las primeras canchas en el predio del estadio. La actividad sigue creciendo 100 años después.
Un siglo de tenis académico
¡Y se cumplieron nomás 100 años de la inauguración de la primera cancha de tenis!

Los clubes en la Argentina nacieron como el anhelo de la gente de construir su vida con otra gente. Y Racing no fue la excepción. Desde el 25 de marzo de 1903, aunque el fútbol siempre ocupó un lugar central, otras actividades, tanto de carácter social como deportivo, emergieron para que la vida de la Academia fuera mucho más allá de la pelota. Y el tenis, un deporte con una enorme historia en el país, no se quedó afuera del desarrollo de un club que desde su fundación intentó pensarse como más que un equipo. 

“A mediados del año 1917, quedó terminada una de las dos canchas de lawn-tennis que por resolución de asambleas anteriores, debían construirse en los terrenos linderos al field”, se lee en la Memoria y Balance General correspondiente al ejercicio de 1917. “Como, a pesar de tratarse de una cancha espléndida, son muy reducidos los asociados que la utilizan y teniendo en cuenta las finanzas del club, que no permiten hacer sino aquellas erogaciones absolutamente necesarias, esta C. D. ha creído prudente dejar para otra oportunidad la construcción de la segunda cancha”, agrega el texto que descansa desde hace un tiempo en el Archivo Histórico.

La obra fue encarada por la gestión del presidente Arturo Giró. En esa Comisión Directiva, estaban también Héctor Dossi, Pedro Molinari, Pedro Echegaray, José Masetti, Juan Amadeo, Juan Ohaco, Leandro Boloque, Juan Rolandelli, Ricardo Barceló, Leopoldo Siri, Alfredo López, Dalpe Garobbio, Argentino Estévez, Romero Seminario, Guillermo Kesley, Ángel Betular, Juan Eyherabide, Juan Apecechea, Carlos Comaschi y Eulogio Rocher. 

Según se detalla en el documento, las dos canchas fueron emplazadas en los extremos del campo de deportes y al margen de las tribunas oficiales. Y hay más cuestiones puntuales que explican, con la transparencia como objetivo, cómo fue el proceso que permitió que los socios pudieran despuntar el vicio de la raqueta: a Juan Bachuri se le pagaron $50 por cinco chatas de cascotes; a Juan Calloni se le abonaron $175 por 33 metros cúbicos de polvo de ladrillo; José Kelly, por la construcción del alambrado y del zócalo y por 41 jornadas de trabajo, recibió $244; por los postes y los puntales, Eugenio Noé y Cía cobraron $460; y Dacrema y Cía se hicieron con $129 tras haber entregado 2500 ladrillos de cal y 11 metros de polvo.

A un siglo del arranque del tenis académico, alcanza con observar las fotos para emocionarse a lo grande. Con su gente como bandera, este club llegó a ser lo que es hoy. 
 

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