Una noticia que tardó cerca de un siglo en volverse noticia: Racing demoró 22 años en tener sus primeras socias. 

“También queremos dejar constancia que, conforme a lo resuelto por la Asamblea Extraordinaria de Junio, el Club cuenta con un número pequeño de asociadas que indudablemente irá aumentando a medida que se ofrezcan mayores comodidades para el elemento femenino”, se lee en la página 27 de la Memoria y Balance General de 1925. O sea que, antes de 1925, Racing era un club integrado exclusivamente por varones sin que eso necesariamente haya formado parte de las banderas fundacionales levantadas en los comienzos de 1903.

Los nombres de las 20 pioneras aparecen en la página 63 de la publicación oficial en un apartado titulado “Nómina de las socias”: Maclina Costa, Haydée Egea, Elsa Fasiani, Ida Guareschi, Juanita Garavaglia, Julia García, Eugenia Hamelau, Edith Itoiz, Elba Itoiz, Martha Motta, Anita Niemann, Dora Padrón, Rosa Pardini, Regina Pérez, Celia Pérez Bertiaux, Hortensia Rodríguez, María Rodríguez, Delia Rodríguez, M.J. Rodríguez y Hanna Zehrefekd. No hay casualidad y sí causalidad en que sean ellas las que marcaron un antes y un después en la historia de la Academia porque todas formaron parte del equipo de atletismo que se destacó durante la década del veinte.

Ya en la Memoria y Balance General de 1924 asoman elogios hacia las atletas: “Sólo nos resta hacer llegar hasta ellas nuestro más caluroso aplauso por tan brillante actuación, progenitora de nuevos y ruidosos triunfos, y les exhortamos perseveren en su acción para bien del atletismo femenino”. Las hermanas Hortensia y Enriqueta Rodríguez fueron probablemente las caras visibles de esta generación. Hortensia, vestida con una camiseta celeste y blanca, salió en la tapa de la revista El Gráfico del 18 de octubre de 1924. El epígrafe no deja lugar a dudas: “Srta. Hortensia Rodríguez, del club Racing: la mejor atleta argentina”.

Los documentos oficiales de 1924 aportan otro dato esclarecedor: las atletas académicas -53 en total- quebraron nueve registros de envergadura nacional y continental a lo largo de esa temporada. Por ejemplo, Nita Acosta, otro símbolo de esa época, igualó el récord mundial de 9 segundos en las 60 yardas vallas durante el Torneo Atlético Femenino Municipal. Tan importantes eran las actuaciones de esta disciplina que más del 10 por ciento de la Memoria y Balance General de 1925 está dedicada a los logros obtenidos en las pistas –la misma cantidad que a la campaña del equipo de fútbol, que se consagró campeón en la máxima categoría por novena vez-.

Pioneras, deportistas de elite y orgullo racinguista, su ejemplo traza una línea de continuidad entre las peleas de ayer y las luchas de estos días. Adelante, siempre, queda el futuro.