Archivo Histórico

Los tesoros de Ramón Cereijo

Viernes 27 de Diciembre de 2019
Figura clave en la vida de la Academia y en la política nacional, su familia donó al Archivo Histórico increíbles documentos que acreditan su pasión por estos colores. 
Los tesoros de Ramón Cereijo
El carnet todavía brilla. Como si se lo hubieran entregado hace un rato. El cuero bordó resplandece. Con forma de parábola, por encima del escudo, se lee Racing Club. Debajo dice: “Dr. Ramón A. Cereijo. Socio Honorario”. Tiene forma de libro. Adentro asoma el rostro de quien fuera ministro de Hacienda del gobierno de Juan Domingo Perón entre 1946 y 1952. Están también las firmas del presidente Carlos Paillot y del secretario de aquella comisión directiva. Guardado en perfectas condiciones, fue donado por la familia de Cereijo al Archivo Histórico. No es la única reliquia que preserva Racing para la posteridad pero sí está entre los tesoros más impactantes.

En la Memoria y Balance General de 1947 consta el otorgamiento de una distinción que poca gente recibió a lo largo de los 116 años de vida de la Academia. “(…) cada uno nos sentimos vinculados con nuestro agradecimiento y por ello, se aprobaron las siguientes designaciones: Presidente Honorario, S.E. el Presidente de la Nación, General Don Juan Domingo Perón. Socios Honorarios, Señora María Eva Duarte de Perón; S.E. el Ministro de Hacienda de la Nación, Dr. Ramón A. Cereijo; S.E. el Ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Dr. Juan Atilio Bramuglia; Presidente del Banco Central de la República, Señor D. Miguel Miranda”, reza el texto que también puede ser consultado en el Archivo Histórico. Sin embargo, una década más tarde, bajo la presidencia de Luis Chamizo y en el contexto de un país dirigido por la autodenominada Revolución Libertadora, la Asamblea General Ordinaria decidió quitarle el reconocimiento.

El cuadro está fechado en diciembre de 1974. Lleva las firmas, en birome y de puño y letra, de los protagonistas del título de 1949. “Los ex-integrantes del plantel del Racing Club al dilecto amigo Ramón A. Cereijo con motivo de cumplirse 25 años de haber obtenido el 1r Campeonato profesional de Fútbol”, avisa. Está protegido por un marco con ribetes dorados y por un vidrio que permite observar con claridad el trazo impoluto de, por ejemplo, el mediocampista central Alberto Rastelli. En la misma caja, bautizada “Colección Cereijo”, aparecen dos imágenes que retratan lo que era la vida social del club a mediados del siglo pasado: la primera, muestra a un grupo de socias jugando a las damas; y la segunda, expone a decenas de socios, vestidos de traje, corbata y moño, posando en plena comida.  

Cereijo, nacido el 3 de octubre de 1913 en Buenos Aires, resultó una pieza fundamental para la construcción del Estado Presidente Perón, inaugurado el 3 de septiembre de 1950 con el triunfo ante Vélez por 1 a 0. La Revista Racing, en su edición extraordinaria del 16 de diciembre de 1949, publicó una nota titulada “Todo se lo debemos a él” en la que le dedicó un elogio que refleja la admiración que le tenía buena parte de la institución: “Si un hombre que defiende sus principios se abraza a ellos y lucha por su consagración, es objeto de ataque, ese hombre vale. Si un hombre llega a una elevada posición y reniega de sus ideales –y los abandona porque ‘no convienen’ a su carrera, entonces ese hombre no vale, aunque nadie lo critique y todos lo justifiquen con el toquecito de apoyo en la espalda”.

Doctor en Ciencias Económicas desde 1940, decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires entre 1954 y 1955 y docente universitario a excepción de los períodos en los que la Argentina estuvo conducida por dictaduras, Cereijo sostuvo una relación potentísima con Racing hasta su muerte en 1996. Quizás, tanta entrega por una camiseta haya quedado sintetizada en la carta que el ex presidente Néstor Kirchner el entregó a su familia el 4 de agosto de 2006 –y que por supuesto está en el Archivo Histórico-: “Hoy que nuestro país, y también nuestra hinchada, recobran la esperanza, rendimos homenaje a la memoria de Ramón Cereijo que, por siempre y para siempre, brillará blanca y celeste”.
 

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