No esperábamos esta derrota porque veníamos haciéndonos fuertes en casa. Pero entendemos que, sobre todo cuando se disputan por primera vez torneos de esta categoría, estas cosas pueden ocurrir. 

Los dos equipos jugamos un primer cuarto mejor desde lo ofensivo que desde lo defensivo. Ambos tuvimos altos porcentajes de efectividad en los lanzamientos. A partir del segundo, buscamos subir la defensa pero no cambiamos nunca la sintonía y Lanús mantuvo su poder de gol. La apuesta táctica fue frenar a Rodríguez y a Paredes para que fuera Lorio el que tomara más decisiones. Figura de la cancha con 28 puntos, la gran noche de Lorio hizo que el plan no funcionara. 

Defendimos mejor en la segunda parte pero pagamos las consecuencias de habernos ido al descanso con una desventaja de 51 a 40. Lanús, cómodo en el juego, manejó la diferencia y agarró confianza. No bajamos los brazos nunca y estuvimos cerca de darlo vuelta en el último parcial. Sin embargo, a la hora de las pelotas claves, Rodríguez y Lorio acertaron y nuestras intenciones se esfumaron. 

Pienso que para volver a ganar necesitamos incomodar al rival y no dejarlo que supere los 80 puntos. Si no, se nos hará difícil. Trataremos ahora de cambiar la imagen lo más rápido que se pueda para regresar al triunfo el próximo viernes ante Estudiantil Porteño.