Perdimos un partido en el que se notó claramente que no tuvimos un grado alto de concentración. No mostramos la misma energía que en otras ocasiones y eso se tradujo en el bajo score del duelo. Cerramos la noche con 51 puntos y Estudiantil Porteño, con 56. Siempre se planifica dejar al adversario en menos de 70 porque eso te arrima mucho a la posibilidad de ganar. Lamentablemente, no estuvimos nada lúcidos para atacar –con un escaso porcentaje de aciertos de tres puntos- y eso nos hizo perder por primera vez en el torneo.

Creo que nos tocó pagar caro la doble jornada de la semana pasada. Por poner un ejemplo, D’Ambrosio no pudo jugar por una contractura. Además, durante la semana no nos entrenamos bien. Practicamos un día menos de lo habitual y, al no disponer todavía de nuestro estadio, se nos complica tener la cantidad de horas necesarias para trabajar. A partir de ahora, con el Centro Deportivo ya listo, esperamos que la situación se modifique porque nosotros sabemos que el rendimiento colectivo decae cuando no podemos entrenarnos como nos gusta. 

A nadie le gusta perder pero nos va a venir bien para que valoremos más aún los cuatro triunfos que logramos como visitantes. Según parece, vamos a disputar otros dos compromisos fuera de casa y eso es algo que a cualquier equipo le genera un desequilibrio. Buscaremos imponernos en al menos uno y aguardaremos con ilusión jugar en Avellaneda con nuestra gente. Nos corresponde ahora dar vuelta la página rápido y confío en que lo vamos a lograr porque este grupo tiene mucha autocrítica.