Casa Tita Mattiussi

Con sentido de pertenencia y gratitud

Lunes 01 de Junio de 2020
Ezequiel Melillo, formado en el Predio Tita y ahora en el Messina de la Serie D italiana, envió una donación de 50 litros de alcohol en gel para los chicos de la pensión. "Racing me formó y sólo tengo gratitud. Si hoy puedo vivir del fútbol, eso se lo debo al club", dijo en charla con la web oficial.
Con sentido de pertenencia y gratitud
Quienes pasaron por el Predio Tita Mattiussi afirman, plenos de convicción, que ese lugar y la dedicación, empeño y cuidado que Racing pone en la formación de sus divisiones inferiores deja una huella imborrable. Y eso es un antídoto contra el olvido, incluso para aquellos que, una vez como profesionales, no lograron instalarse en Primera. Tal vez por eso el gesto de Ezequiel Melillo resalta aún mas. Desde Sicilia, Italia, donde reside y juega para el Messina, hizo llegar una donación de 50 litros de alcohol en gel para los juveniles que residen de Casa Tita, la pensión contigua al Cilindro, porque “lo sentí desde el corazón”.

“A través de Gastón, mi hermano, me puse en contacto con la gente de la Filial San Martín, de donde soy yo, y de la Filial Pehuajó, donde tengo a mi familia. En los dos lugares hay muchos amigos y con ellos pude hacer esta acción, que salió del alma porque Racing significa mucho para mí”, agregó.

En charla con la web oficial del club, este volante con buen manejo y capacidad para desempeñarse por ambas bandas, señaló que “siempre voy a estar agradecido al club, porque me formó y me abrió las puertas al mundo del fútbol. De hecho, si hoy puedo vivir de este deporte es porque Racing me formó y me preparó para eso”.

Italia no le es ajena, porque desde allí llegó a una prueba (se había ido de la Argentina a los 15 anos para regresar a los 17) cuando Fabio Radaelli estaba a cargo de las Inferiores. Hoy, con 26, lo recuerda con detalles aquellos sucesos de 2011: “Lo había tenido en Tigre y me dio la chanche de probarme. Quedé y estuve en el Predio, con la Cuarta División. Luis Zubeldía, que era el técnico de la Primera, me vio en una práctica y me subió. Jugué un amistoso de pretemporada en julio de 2013, ante River en el Monumental, debuté en la primera fecha del Torneo Inicial, contra Colón. Sumé otros dos partidos y luego, una vez que Zubeldía se tuvo que ir, ya no tuve continuidad. En 2015 me fui y desde 2016 estoy en Italia. Los recuerdos son en su mayoría muy lindos, porque pude compartir el mismo espacio que jugadores como Rodrigo De Paul, Roger Martínez, Nico Oroz, José Luis Gómez, Bruno Zuculini…”.

¿Decepción, rencor…? En absoluto. Melillo sólo tiene gratitud y lucidez para entender las circunstancias de una carrera futbolística que “a los 17 años, cuando volví de Italia, era imposible. Es más, sólo pensaba en largar todo. Pero haber pasado la prueba en un grande como Racing me devolvió las ganas y me ensenó también a no bajar los brazos”, refiere. Y mira hacia adelante, en Sicilia, “un lugar que estuvo mucho menos expuesto al coronavirus porque es una isla. Estamos preparando volver a la competencia de la Serie D con Messina”, cuenta sobre un club con experiencia en la Serie A durante este siglo y que gestó a Salvatore Schillaci, Totó, goleador con Italia en el Mundial 1990.

Adrián Fernández, miembro de Comisión Directiva y responsable de Fútbol Amateur, resumió el significado de la donación de Ezequiel Melillo al poner el foco en que “se dio lo que siempre decimos: en Racing nos esforzamos en formar futbolistas y seres humanos, porque procuramos darles herramientas para desenvolverse en la vida. Es sabido que sólo un mínimo porcentaje de los chicos de Inferiores de un club se consolidan en la Primera del fútbol grande, por eso apuntamos a reforzar valores. Lo que hizo Ezequiel nos da orgullo, satisfacción, alegría y emoción, mucho más porque es un chico humilde que no está en las grandes ligas”.
 

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