El Club

Tostao, un talento vuelto leyenda

Lunes 21 de Mayo de 2018
El mejor futbolista de la historia del Cruzeiro fue campeón del mundo en 1970 con una selección que quedó en la historia. Conocido como el Pelé Blanco, brilló adentro de la cancha y lo sigue haciendo ahora como analista del juego.
Tostao, un talento vuelto leyenda
La grandeza se expresa en pequeños gestos. Cuentan quienes estuvieron el 8 de julio de 1994 en la sala de prensa del Cotton Bowl de Dallas, una de las sedes del Mundial de Estados Unidos, que Eduardo Gonçalves de Andrade -Tostão para la humanidad- se conmovió cuando un señor mayor que él se le acercó para saludarlo. “Me pidió permiso para hablar conmigo porque quería conocerme. Su nombre: Alfredo Di Stéfano, mi ídolo, uno de los mejores delanteros del mundo de todos los tiempos”, contó uno de los protagonistas de aquel mítico encuentro cuando le pidieron detalles de lo sucedido un rato antes de que Brasil le ganara a Holanda por los cuartos de final del campeonato. Tostão, crack entre la infinidad de cracks que le regaló al planeta el fútbol brasilero, el gran ídolo de la historia del Cruzeiro, supo refugiarse en la humildad cuando tuvo delante de sus ojos a otro de los grandes de este juego.

Tostão nació el 25 de enero de 1947 en Belo Horizonte, la capital del Estado de Minas Gerais, el sitio en el que Racing buscará quedar en lo más alto del Grupo E de la Libertadores. Después de pasar unos años por el América Mineiro, a los 19 años se transformó en una de las figuras del equipo que consiguió entre 1965 y 1970 seis títulos consecutivos en la liga estadual. Además, en el mismo año en el que participó del Mundial de Inglaterra –un partido, un gol-, conquistó el Brasileirao que lo trasladó a la cúspide de la institución fundada el 2 de enero de 1921 por los atletas de la colonia italiana en Belo Horizonte. Cruzeiro nunca había ganado un certamen nacional y lo logró al vencer a Santos en la final. Dirceu Lopes, Piazza y Raúl Plassmann acompañaron a Tostão en una aventura que todavía perdura viva en la memoria de los hinchas.

Juan Pablo Sorín, capitán de la Selección en Alemania 2006 y uno de los argentinos más queridos en el club brasilero, reconoció en varias oportunidades la inmensidad de quien convirtió 249 goles en 378 presentaciones con la camiseta azul. A Tostão también lo definió con precisión uno de los tantos periodistas que disfrutan cada vez que el astro mineiro explica por qué el fútbol cautiva tanto y a tantos -“no se puede analizar el fútbol de ayer con el pragmatismo de hoy, pero tampoco se puede analizar al fútbol actual con la nostalgia de ayer”, dijo alguna vez en una de sus columnas-: “Lo más sobresaliente de Tostão es que fue capaz de integrarse a la selección de Brasil campeona en 1970 poniendo su talento al servicio de la elaboración colectiva”. Quizás la muestra más clara de esta generosidad esté en lo que le contó Carlos Alberto, capitán de aquel equipo intergaláctico, al periodista Ezequiel Fernández Moores sobre el cuarto gol en la final ante Italia: “Tostão, que era el que menos tenía que bajar, recupera cerca de nuestra área”. 

Nombrado en 1971 “Mejor jugador de América”, fichado en 1972 por el Vasco da Gama –el otro club brasilero al que enfrentó la Academia en esta Copa-, debió retirarse a principio de 1973 tras un serio problema en su ojo izquierdo. Alejado de las canchas, decidió estudiar medicina y se recibió de oftalmólogo. En 1997, publicó un libro al que denominó “Tostão: recuerdos, opiniones y reflexiones sobre el fútbol”. “Yo destacaba por los pases, los regates en corto, la llegada al área para marcar y, principalmente, mi capacidad de anticipar las jugadas", escribió sobre sí mismo. Para los hinchas del Cruzeiro y para los futboleros de cualquier latitud, su legado continuará vivo por siempre. Por eso, a esta altura, su talento ya es una leyenda.