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Pedro Manfredini, por siempre goleador

Miércoles 23 de Enero de 2019
Figura del equipo que se consagró en 1958, falleció el lunes en Italia a los 83 años. Su olfato goleador dejó un sello en la Academia, que les envía condolencias a su familia y a sus seres queridos.
Pedro Manfredini, por siempre goleador
Cuando la tristeza invade, queda la memoria.

Pedro Waldemar Manfredini, ídolo de Racing, campeón en 1958 y goleador hasta la eternidad, falleció el lunes a los 83 años. Vivía desde hace mucho en Italia, donde también construyó una carrera formidable como centrodelantero de la Roma. Roberto Fontanarrosa, crack de las palabras, lo retrató en un fragmento del libro “No te vayas campeón”: “A Pedro Waldemar Manfredini no recuerdo haberlo visto jugar, personalmente, en aquellos tiempos de escasa televisión. Pero lo reencontré bastante tiempo después, ya muy famoso, inesperadamente y en la oscura complicidad de un cine. Creo que en la primera película de la serie italiana “Los monstruos”, en uno de sus episodios, Vittorio Gassman vuelve en bicicleta a su casa precaria levantada en una villa miseria. Allí lo espera su llorosa esposa y su hijo enfermo. La esposa le dice a Gassman que no se sacrifique por ellos, que no gaste en remedios el dinero que ha logrado juntar trabajosamente y que, si se tiene que marchar, que se marche. Gassman llora y gesticula, agobiado por la culpa y el deber. Finalmente, acepta el renunciamiento y el pedido de su abnegada esposa. Vuelve a montar su destartalada bicicleta y se marcha. La escena siguiente lo muestra mezclado con la hinchada de la Roma y, en el campo, Pedro Waldemar Manfredini, “Il Piedone”, convierte un gol. Gassman grita el gol como un desaforado, se desgañita repitiendo “¡Forza Lupoooo!” y rueda por la graderías abrazado con los otros tifosi”.
 
Nacido el 7 de septiembre de 1935 en la ciudad de Mendoza, precisó únicamente un año, siete meses y ventidós días para exponer todo su talento con la camiseta celeste y blanca. Su estreno tuvo lugar el 5 de mayo de 1957 en un empate 2 a 2 contra San Lorenzo. Una semana más tarde, ante Rosario Central, estampó por primera vez su sello en la red. Rápidamente se acopló al equipo y se volvió una de las cartas bravas de aquella delantera que le dio al club en 1958 la decimotercera corona en el plano local. Sus gritos fueron determinantes para alcanzar la gloria. Jugó en total 39 encuentros y convirtió 28 tantos. A eso, hay que agregarle otros 8 goles en la Copa Suecia, que desde hace poco es considerada copa nacional. 

Los hinchas académicos lo disfrutaron por última vez el 27 de diciembre de 1958. Esa vez, San Lorenzo se impuso por 2 a 0 y el artillero vistió por última vez la casaca que le permitió dar el salto al fútbol europeo. De Racing se fue para la Roma en febrero de 1959 -por 9 millones de pesos, una cifra que lo llevo a la tapa de la revista El Gráfico- y en Italia no falló, ya que convirtió 15 goles en sus primeras 7 presentaciones. También estuvo en Brescia y en Venezia. Además, jugó para la Selección y fue parte del conjunto que disputó el Sudamericano de 1959. Por supuesto, hizo de las suyas: en apenas 3 partidos, marcó 2 goles. 

Su recuerdo, desde hoy y para siempre, permanecerá dando vueltas en un estadio que gritó a rabiar sus goles.
 

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