El Club

Noche para enamorarse

Viernes 15 de Febrero de 2019
Cerca de 500 personas decidieron pasar el Día de San Valentín en el Arena Corinthians alentando a la Academia. Perseguir a una camiseta que se quiere es también darle un sentido a la existencia.
Noche para enamorarse
En cuanto bajó del micro en las afueras del estadio, se le acercó un periodista y le preguntó si podía grabarlo para la televisión. “¿Y qué querés que diga?”, replicó. “Lo que te parezca. La única condición es que hables de Racing y del Día de los enamorados”, le anunció el reportero. Esbozó una mueca, aceptó a regañadientes y se quedó pensando cómo podía ser que el debut de la Academia en la Sudamericana le hubiera hecho olvidar por completo que el 14 de febrero se festeja el Día de San Valentín. Se hayan acordado o no, lo cierto es que cerca de 500 personas tomaron la decisión de abandonar circunstancialmente sus hogares para perseguir una nueva excursión de la camiseta a la que adoran. ¿El resultado? Una lealtad que sólo comprenden quienes cabalgan detrás de una pasión.

Los micros con hinchas partieron desde un hotel en el centro de San Pablo y demoraron más de 60 minutos en arribar al Arena Corinthians. El tránsito, agotador y en hora pico, desencadenó la reflexión irónica de un señor vestido de celeste y blanco: “Tardé menos con el avión desde Buenos Aires”. Otro, acostumbrado a que los autos se amontonen y no avancen cuando se cierra la jornada laboral, agregó: “Ya van a ver cuando lleguemos que la cancha tiene forma de fotocopiadora”. La realidad es que a nadie le dio lo mismo el ingreso a la tribuna porque el escenario mundialista puede ser cualquier cosa menos una construcción que pasa desapercibida. 

Para matar la ansiedad, varios se dedicaron a intercambiar gestos con los simpatizantes locales que de a poco se iban colocando en las plateas laterales. El recuerdo de la derrota brasilera por 7 a 1 ante Alemania en la semifinal del Mundial 2014 se tornó la cargada principal en un ambiente que todavía carecía de tensión. Por fin salió Racing, encabezado por Iván Pillud, con la misión de olvidarse lo más rápido posible de lo sucedido en el Monumental. “No me importa que jueguen varios suplentes. Hoy tenemos que dar la cara y salir de perdedor”, soltó una que no podía parar de comerse las uñas. El golazo de Andrés Ríos certificó que el equipo pretendía no volver a ser el que cayó frente a River. El grito se escuchó profundo y ancho y enmudeció a los alrededores.

Si el entretiempo fue un relajo en el que los vendedores terminaron de liquidar los vasos alusivos al partido, el complemento desencadenaron las habituales discusiones futboleras: que si estamos muy atrás, que por qué no hace otros cambios, que así nos estamos complicando solos. Hubo quienes, en un exceso de confianza, creyeron que se evaporaba el maleficio de más de dos décadas sin festejar en tierras brasileras. Hubo quienes, intuyendo un posible cabezazo de Gustavo, putearon en silencio por el empate en el final. Y hubo quienes, concientes de la coyuntura académica, celebraron la evidente recuperación del conjunto de Coudet.

El gigante de cemento se vaciaba y aún se escuchaban voces en español aguardando que la policía habilitara la retirada. Una, casi sin proponérselo, mientras hablaba por celular con algún afecto que había quedado en la Argentina,  sintetizó el sentido de esta historia: “El lunes. El lunes a la noche me vuelvo a enamorar. ¿No me pediste acaso que en este día tan especial te confesara de qué va este amor? Jugamos con Godoy Cruz y queremos ser campeones”.

Fotos: Prensa Corinthians.

Notas relacionadas