El Club

El recuerdo del Padre Mugica

Sábado 11 de Mayo de 2019
En un nuevo aniversario del asesinato del sacerdote tercermundista, Racing enaltece la memoria de quien fuera asesinado el 11 de mayo de 1974 a metros de la iglesia San Francisco Solano. 
El recuerdo del Padre Mugica
Nadie que no conozca su pasado puede construir un futuro digno y Racing lo sabe muy bien. Por eso, en un nuevo aniversario del asesinato del Padre Carlos Mugica, el club reivindica la figura de quien fuera hincha de la Academia desde la cuna y referente de mucha gente que soñó y sigue soñando con un mundo más justo. Nacido el 7 de octubre de 1930, el sacerdote, entre tantas veces que alentó a Racing desde la tribuna, asistió el 18 de noviembre de 1967 a la primera final de la Copa Intercontinental en Escocia.

En el contexto del genocidio que sufrió la Argentina desde mediados de la década del setenta y que costó la vida de 30.000 personas, Mugica fue asesinado el 11 de mayo de 1974 después de celebrar misa en la iglesia San Francisco Solano, en el barrio porteño de Villa Luro. En 1969, escribió una oración que, con el paso de los años, se transformó en una muestra elocuente de las ideas que defendió a lo largo de su vida. Central en su legado, recordarla permite comprender mejor por qué vale la pena recuperar su figura a 45 años de su muerte:

Señor, perdóname por haberme acostumbrado
a ver que los chicos parezcan tener ocho años y tengan trece.
Señor, perdóname por haberme acostumbrado
a chapotear en el barro. Yo me puedo ir, ellos no.
Señor, perdóname por haber aprendido a soportar el olor de aguas servidas,
de las que puedo no sufrir, ellos no.
Señor, perdóname por encender la luz y olvidarme que ellos no pueden hacerlo.
Señor, yo puedo hacer huelga de hambre y ellos no,
porque nadie puede hacer huelga con su propia hambre.
Señor, perdóname por decirles 'no solo de pan vive el hombre'
y no luchar con todo para que rescaten su pan.
Señor, quiero quererlos por ellos y no por mí.
Señor, quiero morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos.
Señor, quiero estar con ellos a la hora de la luz.