El Club

Opinión científica

Martes 01 de Octubre de 2019
Gonzalo Gómez, jefe del Departamento Médico, y Darío Campos, responsable del área a nivel dirigencial, dieron sus impresiones sobre la seguidilla de lesiones ligamentarias que afectan al plantel principal. "La prevención total no existe, sino que se trabaja para reducir el riesgo", coincidieron.
Opinión científica

Las lesiones ligamentarias sufridas por jugadores de Racing en el último tiempo se han convertido en un azote. Porque la serie que empezó con Mauricio Martínez y Gastón Gómez entre mitad de 2018 y principio de 2019, se ha prolongado en la segunda mitad de este año con Julián López, Augusto Solari y, el domingo anterior, con Diego González. Gonzalo Gómez,  jefe del Departamento Médico del club, Darío Campos, dirigente responsable área, en una entrevista con la web oficial de la institución, dieron sus impresiones sobre la cuestión. 

"Es una evidencia que hay un aumento de la cantidad de lesiones de ligamento cruzado anterior, sobre todo en fútbol. La mujeres se lesionan hasta seis veces más por razones hormonales y de constitución, está estudiado. En el 86% de los casos es indirecto, es decir que no hay golpe directo sobre la rodilla. En los últimos casos que han sucedido en la Primera, sólo el de Mauricio Martínez fue traumático, producto de un impacto. Las demás tuvieron origen en un movimiento intempestivo. En este marco se dan tres escenarios sobre las causas: cambio de dirección intempestivo, en el cual hay un gesto perturbado por el oponente que cierra el camino y ese cambio de dirección genera un desequilibrio muscular y desbalance que producen la lesión; el segundo caso se da por aterrizaje de un salto en el cual al deportista lo tocan en el aire, cae con el peso en una pierna y eso deriva en la lesión. El tercer caso sucede cuando el jugador patea con una pierna y cae sobre esa misma pierna. Esos son los tres escenarios, verificados con una tasa de 1500 horas por entrenamiento/partido en un plantel de unos 20 jugadores", explicó con fundamento empírico el doctor Gómez, especialista en traumatología, algo que avaló el doctor Campos.

-Los casos que se han dado en el equipo en el último tiempo lleva a preguntarse si este tipo de lesión se puede prevenir...

-Hay planes de reducción de lesiones, porque está demostrado que no se puede prevenir la lesión de ligamento cruzado anterior. Esos planes permiten reducir entre un 40 y 60% las lesiones, en una media del 50%. Es imposible evitarlas. No hay ningún club ni institución que lo puedan prevenir, sino que se trabaja para reducir la cantidad.

-En general se habla de plazos de reaparición entre seis y ocho meses. ¿Es correcto?

-La rodilla queda inestable y hay que operarla, sin dudas. El retorno ya no es de seis meses sino de nueve porque el ligamento tarda un año en hacerse nuevamente. El líquido sinovial, en la rodilla, ataca lo que queda de ligamento cruzado y por eso nunca cicatriza. Hay que ponerle otro ligamento cruzado anterior, que es de injerto. El proceso por el cual el injerto se transforma en ligamento, lleva aproximadamente un año. Se ha estudiado que cuando el jugador vuelve un mes antes de los nueve meses hay un 58% de posibilidades de reruptura. Y después de los nueve meses, sólo un 18% de reruptura. Por eso se habla de un proceso de un año. A los dos años, en el proceso completo, el jugador, según estadística, alcanza su nivel anterior.

-¿Si la prevención no es posible, a qué se recurre para evitar estos cuadros?

-La prevención total no existe, sino que se trabaja para reducir el riesgo. En ese marco se establecen pautas de trabajos de fuerza general, biométrica y de coordinación neuromuscular, al menos tres veces por semanas en sesiones de 20 a 30 minutos cada una. Se trabaja la zona de glúteos mayor y medio para estabilizar la zona medio del cuerpo, que es clave para evitar las lesiones ligamentarias. Eso está contemplado como un plan de trabajo sistemático.

-Más allá del obvio impacto anímico que esto genera en el futbolista, una vez producida la lesión queda apegarse al plan de rehabilitación y asumirlo con paciencia, sin apuros...

-La recuperación demanda paciencia, sin dudas. En un plan de rehabilitación, la primera parte, que incluye la operación, es conservadora y lenta para hacer hincapié, luego, en las etapas finales, que son más explosivas y donde se apunta a reducir los riesgos de que vuelva a suceder.