El Departamento de Cultura no quiso quedarse afuera del mes de la memoria y aprovechó una charla que se realizó el martes en una de las sedes de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav) para homenajear a dos hinchas de Racing desparecidos por el accionar represivo de la última dictadura: Roberto Santoro y Dante Guede. 

El contexto fue propicio porque la actividad, llamada “Fútbol y Derechos Humanos”, tuvo a la Academia como protagonista. Al término de las exposiciones, los representantes del área tomaron la palabra y explicaron lo importante que resultaba para el club participar en un encuentro que tenía como prioridad pensar qué posibilidades tiene el fútbol de aportar a la construcción de una sociedad que no avale la impunidad genocida. 

“Mi hermano era un fanático de Racing. Iba a la cancha cada vez que podía, con amigos del barrio. Escuchaba algunos partidos por la radio y leía todos los diarios para saber qué le pasaba al equipo”, explicó Emilia Santoro ante un auditorio cautivado por su relato. “Lo secuestraron el 1 de junio de 1977 de la escuela en la que trabajaba como preceptor. Yo trabajaba en el mismo lugar y, cuando llegué, me encontré con la tremenda noticia. Tuve que decírselo a mi mamá. Lo buscamos sin parar pero nunca tuvimos noticias”, agregó mientras el público contenía las lágrimas.

También fue homenajeada Tota Guede, madre de Plaza de Maya y presidenta de la Mesa de la Memoria de Avellaneda. Su marido, Dante Guede, era simpatizante de la Academia y festejó adentro del Cilindro el título mundial del 4 de noviembre de 1967. Lo secuestraron junto a su hijo Héctor el 7 de octubre de 1976 en una esquina de Wilde. Desde ese día, integra la nómina de 30.000 desaparecidos.

A modo de retribución, Emilia Santoro hizo entrega de tres ejemplares del libro “Literatura de la Pelota”, publicado originalmente en 1971 y reeditado en 2007. Para mantener de pie la memoria, va a continuación un poema bien futbolero escrito en 1975 que forma parte de la emblemática obra de Santoro.

Sí sí señores

Aunque estés parado
sobre un almuerzo de apuro
y abandonado de la muerte y el laburo
cuando la forma del mundo
que rebota
se va a esconder en la trampa de la red
como pelota
te alcanza que la tarde quede ronca
para olvidarte de la mufa y de la bronca.

Si hasta los ángeles petisos
te acompañan
bajando a gritar desde los frisos.

Tu vida va en el puño
caliente como el sol
y el cuore está golpeando
gol gol gol