Efemérides

Gardel, una figura para toda la vida

Sábado 24 de Junio de 2017
Ya era de Racing antes de transformarse en un faro de la cultura argentina. Conocido como el Zorzal Criollo, perdió la vida el 24 de junio de 1935 en un accidente aéreo. La Academia lo recuerda con el mayor de los cariños.
Gardel, una figura para toda la vida
Enorme lo de Carlos Gardiel, siendo hincha de Racing. 

Y enorme lo de Racing, teniendo de hincha a Gardel. 

El Zorzal Criollo, figura universal de la música argentina por lo hecho en las primeras décadas del Siglo XX, falleció el 24 de junio de 1935 en un accidente aéreo en la ciudad colombiana de Medellín. Le regaló al planeta para la eternidad, además de su estampa de caballero, además de su vozarrón inigualable, el tango Patadura, una letra bien celeste y blanca que todavía da vueltas por el Cilindro: “Y ser como Ochoíta, el crack de la afición”. Ochoíta, claro está, era Pedro Ochoa, crack de los primeros años de la historia del club.

Tan inmensa es la imagen de Gardel que todos creen saber donde nació: los uruguayos afirman que es oriundo de Tacuarembó y los franceses no se cansan de repetir que su mamá lo parió en Toulouse. Pero lo único cierto es que vivió en Buenos Aires desde chiquito, que se nacionalizó argentino en 1923 y que siempre estuvo enamorado de Racing. De ahí viene su amistad y su reverencia hacia Ochoa, parte del primer equipo desde 1916 y dueño de una gambeta capaz de lograr que el Zorzal Criollo hiciera vibrar sus cuerdas vocales para que el mundo se enterara de semejante talento futbolístico. 
 
Gardel, figura determinante en la historia del tango, ídolo popular como pocos en este país, grabó cerca de 800 canciones de diversos géneros musicales y filmó más de una decena de películas, entre ellas Las luces de Buenos Aires, El día que me quieras y Tango bar. Pero siempre, en cualquier circunstancia, la voz que fue registrada en 2003 por la Unesco en el programa Memoria del Mundo, para que pasara a integrar la lista de patrimonios de la humanidad, encontró huecos para disfrutar del fútbol. Por ejemplo, en 1928 compartió unos días junto a la Selección que viajó a los Juegos Olímpicos de Amsterdam y, además, fue varias veces a ver al Barcelona para acompañar a sus amigos José Samitier y Ricardo Zamora, dos grandísimos jugadores del club catalán.

En un nuevo aniversario de su partida, la memoria de miles y de miles no lo olvidan. Gardel fue, es y será un símbolo. Sólo basta para comprobarlo escuchar las melodías que circulan aún por Avellaneda o poner los ojos en la estatua que está emplazada en la platea A. La otra posibilidad es más sencilla: verlo latir en el alma de la Academia.