Efemérides

Ídolos académicos: Mario Boyé, el fenomenal atómico

Viernes 21 de Julio de 2017
Convirtió el gol con el que Racing se consagró tricampeón el 5 de diciembre de 1951. Falleció el 21 de julio de 1992 a los 69 años. Hoy, a 25 años de su muerte, Racing lo recuerda con el cariño que se les tiene a los grandes goleadores.
Ídolos académicos: Mario Boyé, el fenomenal atómico
Primera verdad que está clara: la historia no empezó ayer. Segunda verdad indiscutible: la historia merece ser contada. Tercera verdad irrefutable: es fundamental conocer la historia para saber quién es uno y hacia dónde va uno. Racing, con 114 años de vida, con un pasado repleto de gloria, tuvo a lo largo de tantos años símbolos que forjaron la identidad del club, que desataron el amor de multitudes y que le entregaron la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Por eso, como homenaje respetuoso, como saludo eterno, se los recuerda en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias. 

La pelota viaja con toda la potencia, con toda la dirección y con todo el corazón para incrustarse justo allá, justo en el ángulo, justo donde las manos de Manuel Graneros no pueden llegar. Es el 5 de diciembre de 1951 y el Viejo Gasómetro explota de gente porque se juega el segundo partido de la definición del certamen. En el primer encuentro, disputado en el mismo estadio cuatro días antes, habían empatado sin goles los dos mejores equipos de ese año. En esta cita decisiva, todo iba muy parejo hasta que Mario Emilio Heriberto Boyé pateó desde 35 metros, puso el balón bien lejos del alcance del arquero y le dio a Racing, que venía de coronarse en 1949 y en 1950, el gol con el que consiguió el triunfo y el tricampeonato. 

¿Quién mejor que el propio protagonista para explicarlo? “El gol a Banfield en la final de 1951 fue el más importante de mi carrera. Todos querían que ganaran ellos y yo se la clavé en el ángulo a Graneros”, dijo el potente delantero, nacido el 30 de julio de 1922 en el barrio porteño de Colegiales, cuando fue consultado sobre el valor de semejante conquista. De ahí en adelante, gracias a ese mítico zapatazo, gracias a compartir la ofensiva con Norberto Méndez, con Rubén Bravo, con Llamil Simes y con Ezra Sued, se ganó con absoluta justicia un lugar en las páginas más gloriosas de la historia del club. 

Después de haber estado en Boca ocho años -debutó en Primera División en 1941-, Boyé pasó por el Genoa italiano y por Millonarios de Colombia y regresó a la  Argentina en 1950 para vestir la casaca blanca y celeste. El Atómico, así lo apodaban por la fuerza de sus remates, hizo su estreno en la Academia el 2 de abril de 1950 en una victoria por 2 a 0 ante el Xeneize, disputó en total 84 partidos y marcó 33 tantos. Jugó por última vez para Racing el 30 de agosto de 1953 y se marchó a Huracán con dos títulos en el bolsillo.

Hoy, que se cumplen 25 años de su muerte, Racing enaltece su memoria recordando aquella pelota inolvidable que se metió en el ángulo.