Efemérides

Ídolos académicos: ¡Feliz cumpleaños, uruguayo!

Martes 08 de Agosto de 2017
Fenomenal enlace, se transformó en referente para la gente en poco tiempo. Fue parte del equipo que ganó la Supercopa 1988. En un día tan especial, Racing lo saluda.
Ídolos académicos: ¡Feliz cumpleaños, uruguayo!
Primera verdad que está clara: la historia no empezó ayer. Segunda verdad indiscutible: la historia merece ser contada. Tercera verdad irrefutable: es fundamental conocer la historia para saber quién es uno y hacia dónde va uno. Racing, con 114 años de vida, con un pasado repleto de gloria, tuvo a lo largo de tantos años símbolos que forjaron la identidad del club, que desataron el amor de multitudes y que le entregaron la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Por eso, como homenaje respetuoso, como saludo eterno, se los recuerda en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias. 

En cuanto lo vieron pisar la pelota, le diagnosticaron un porvenir de grandeza. Godoña, uno de los buscadores de talentos más famosos de Uruguay, observó cómo se movía junto a los gurises de su barrio y se prometió no dejarlo escapar. Claro que jamás imaginó que algún día el Cilindro se vendría abajo coreando el apodo con el que eran –y siguen siendo- conocidos en la Argentina la mayoría de los jugadores venidos del otro lado del Río de La Plata. Difícil era, hacia finales de la década de 1960, intuir el prestigio que ese muchachito de zurda notable conseguiría años más tarde brillando en el césped de Avellaneda. Sin embargo, algo vio Godoña y no se equivocó. Para nada se equivocó. Rubén Walter Paz, nacido el 8 de agosto de 1959 en la ciudad de Artigas, se ganó todos los aplausos de la hinchada ni bien la gente lo vio jugar con la camiseta de Racing. Elegante, inteligente, conquistó la sensibilidad de un público que extrañaba disfrutar de alguien con tanta categoría.

Antes de recalar en la Academia, cosa que sucedió en 1987, el uruguayo jugó en Peñarol, en Internacional de Porto Alegre y en Racing Matra de París. En Uruguay y en Brasil, se cansó de obtener títulos y, en Francia, fue compañero de su compatriota Enzo Francescoli. Cuando Racing lo trajo, Alfio Basile era el entrenador y el Coco, rápido para advertir qué clase de futbolista tenía enfrente, le armó un equipo para que brillara. Y eso mismo pasó. Debutó el 4 de octubre de 1987 y ese mismo día le convirtió un gol de cabeza a San Lorenzo entrando por el segundo palo. Rápidamente, su pegada en los tiros libres se volvió famosa y todo el club lo adoptó como un símbolo de jerarquía. Querido por la tribuna y cómodo en el vestuario, se volvió figura y fue uno de los emblemas del conjunto que ganó la Supercopa y la Interamericana en 1988. 

Dos etapas tuvo Paz en la institución. La primera se extendió hasta 1989 y la segunda fue de 1990 a 1993. En el medio, vivió una fugaz estadía en el Genoa. Después de marcharse, regaló fantasías en Rampla Juniors, en Frontera Rivera, en Godoy Cruz, en Wanderers de Artigas, en Nacional de San José, en Tito Borjas de San José y en Pirata Juniors de Artigas. En el pico máximo de su extensa carrera, disputó los mundiales de México 1986 y de Italia 1990. En total, entre presentaciones nacionales e internacionales, jugó en Racing 152 partidos y marcó 33 tantos. “Anduve bien, pero aun así, me cuesta explicar el amor que la hinchada de Racing todavía siente por mí”, dijo alguna vez en una entrevista. Quizás él no encuentre motivos pero a la gente sí le sobran razones para entender el cariño.

El dueño de una zurda maravillosa cumple 58 años y Racing, en una jornada tan especial, no se olvida de saludarlo.