La imagen lo dice todo. La boca de Diego Milito se abre de par en par para pronunciar, con la copa en la mano, sentado en el travesaño y rodeado de sus compañeros, esa misma palabra que ya había pronunciado el maravilloso 27 de diciembre de 2001. Pasaron casi 13 años y es él de nuevo, él otra vez, el elegido para decir lo que todo el pueblo racinguista quiere decir: campeón. Sí, campeón, campeón y campeón. Por eso esa imagen sigue diciendo hoy, a tres años de aquel inolvidable 14 de diciembre de 2014, todo de nosotros. 

Con Milito como líder indiscutido, con Diego Cocca sentado en el banco, aquel equipo cosechó en el Torneo Transición 2014 41 puntos y dejó a River en segundo lugar. Ganó 13, empató dos y perdió cuatro. En el sprint final, no falló: de los últimos nueve compromisos, se impuso en ocho e igualó tan solo uno. Convirtió 30 goles y le hicieron 16. Gustavo Bou, con 10 conquistas, terminó como el máximo artillero del plantel. Sebastián Saja, otro baluarte fundamental, mantuvo la valla invicta durante las últimas seis presentaciones. Luciano Lollo y Gastón Díaz disputaron todos los partidos, aunque el defensor fue quien más minutos en la cancha acumuló a lo largo del campeonato.

Vale la pena, porque ya integran el panteón de los héroes, nombrar uno por uno a todos los futbolistas de aquel grupo humano que nos llevó hasta el cielo: Saja, Nelson Ibáñez, Juan Musso, Lollo, Leandro Grimi, Yonathan Cabral, Iván Pillud, Nicolás Sánchez, Germán Voboril, Gastón Campi, Pablo Alvarado, José Luis Gómez, Esteban Saveljich, Díaz, Ricardo Centurión, Ezequiel Videla, Marcos Acuña, Luciano Aued, Nelson Acevedo, Francisco Cerro, Diego Villar, Nicolás Oroz, Mariano Bareiro, Martín Pérez Guedes, Milito, Bou, Gabriel Hauche, Facundo Castillón, Facundo Castro y Wason Rentería.

Como si las tradiciones fueran una cosa que se impone más allá de la voluntad humana, el 14 de diciembre es además una gran fecha para Racing porque en 1958 también hubo festejo a lo grande. Ese día, la Academia empató con Lanús 3 a 3 –dos goles de Pedro Manfredini y uno de Vladislao Cap- y certificó su dominio en la máxima categoría del fútbol argentino. Milito imitó a esas glorias –Juan José Pizzuti, Oreste Corbatta y demás- y levantó el trofeo 56 años después pero en el Cilindro.  

Una fecha que para nosotros no es cualquier fecha. Una fecha que para siempre permanecerá en nuestros corazones.