Efemérides

Juan Carlos Mesías, toda una garantía uruguaya

Domingo 21 de Abril de 2019
Jugador de jerarquía en la última línea de la Academia, arribó a Racing a principios de la década del 60 desde Nacional de Montevideo para ser campeón. En total, superó el centenar de partidos en la institución y dejó su sello en la historia del club.
Juan Carlos Mesías, toda una garantía uruguaya
Primera verdad que está clara: la historia no empezó ayer. Segunda verdad indiscutible: la historia merece ser contada. Tercera verdad irrefutable: es fundamental conocer la historia para saber quién es uno y hacia dónde va uno. Racing, con 116 años de vida, con un pasado repleto de gloria, tuvo a lo largo de tantos años símbolos que forjaron la identidad del club, que desataron el amor de multitudes y que le entregaron la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Por eso, como homenaje respetuoso, como saludo eterno, se los recuerda en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias.

Una contratación sin mucho ruido pero con mucha efectividad. Juan Carlos Mesías, nacido el 6 de julio de 1933 en Uruguay, llegó al club en 1961 junto a Carlos Borges y tardó poco y nada en volverse una pieza importante del equipo que se consagraría hacia finales de año. Tal fue su peso en el conjunto celeste y blanco que estuvo entre los tres futbolistas que más encuentros disputaron en ese campeonato. Sólido defensor central, construyó una fenomenal dupla con Federico Sacchi.

Además de la velocidad y de la fuerza, su principal virtud era la potencia con la que sacaba los laterales. Se quedó en la institución hasta 1965 y participó en la Copa Libertadores de 1962, la primera que disputó Racing en su historia. En total, jugó 105 encuentros oficiales y convirtió tres goles. Como si fuera poco, su nombre apareció en un célebre diálogo de la película “El secreto de sus ojos” -“Yo te voy a traer viaje y vamos a ser flor de yunta… no es lo mismo Anido, que Anido con Mesías”-.

A 17 años de su partida, ocurrida el 21 de abril de 2002 en Buenos Aires, su recuerdo permanece imborrable en la memoria del pueblo académico.