Efemérides

Antonio De Mare, pintado de blanco y celeste

Martes 03 de Septiembre de 2019
Referente en el pasaje del amateurismo al profesionalismo, el Colchonero jugó en el club de forma continua entre 1926 y 1938. Su amor por la Academia fue tal que en la Argentina no vistió la camiseta de otro equipo a lo largo de su carrera. Hoy, al cumplirse medio siglo de su partida física, todo Racing lo recuerda una vez más del modo en que se homenajea a los ídolos: con un sentido respeto y el más cálido de los afectos.
Antonio De Mare, pintado de blanco y celeste
Primera verdad que está clara: la historia no empezó ayer. Segunda verdad indiscutible: la historia merece ser contada. Tercera verdad irrefutable: es fundamental conocer la historia para saber quién es uno y hacia dónde va uno. Racing, con 116 años de vida, con un pasado repleto de gloria, tuvo a lo largo de tantos años símbolos que forjaron la identidad del club, que desataron el amor de multitudes y que le entregaron la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Por eso, como homenaje respetuoso, como saludo eterno, se los recuerda en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias. 

El corazón le ganó a la razón. Por goleada. En todas las canchas. Porque, si fuera por los intereses económicos o profesionales, este tipo podría haber buscado horizontes diversos. Pero no lo hizo. Eligió quedarse en el lugar en el que se formó, en el sitio al que adoptó como su casa. Antonio De Mare, nacido el 11 de diciembre en 1909, se volvió futbolista en Racing y, como agradecimiento a la institución que le permitió crecer, decidió no jugar en ningún otro club argentino. Elogiado por unos, criticados por otros, su opción no pasó desapercibida y sirvió para dejar en claro su amor por esta camiseta. 

Apodado Colchonero, también conocido como Toño, comenzó su carrera desempeñándose como forward -delantero-  y, con el paso del tiempo, se reubicó como half izquierdo -lateral izquierdo-, donde permaneció rindiendo en gran nivel. En total, vistió la casaca celeste y blanca en 142 partidos y convirtió 2 goles. Sus formidables actuaciones entre 1926 y 1938 lo volvieron un emblema en el pasaje del amateurismo al profesionalismo y, aunque no ganó ningún campeonato nacional en esa etapa -sí algunas copas-, consiguió llegar a la Selección y destacarse en el conjunto nacional. Sus últimos pasos los dio en Italia y es ahí donde se inició como entrenador.

Para definir su andar por el terreno, hay que imaginarse un despliegue descomunal por la banda izquierda, una capacidad poco frecuente para pasar de la defensa al ataque y del ataque a la defensa y una mezcla exacta de elegancia y de actitud. Todo eso que fue aprendiendo cerca de la raya lo trasladó después como técnico a las categorías menores de Racing. Su ejercicio de la docencia con los futuros jugadores de nuestra institución también figura entre sus aportes más destacados. 

De Mare falleció el 3 de septiembre de 1969, 19 años después de la inauguración de un Cilindro en el que no llegó a jugar. Es por eso que hoy en que se festeja un nuevo aniversario de la inauguración de nuestro estadio, es justo recordar a De Mare como lo que fue: un crack de jerarquía que, además, tuvo una pasión asombrosa por la Academia. Simplemente por ese motivo es que en Racing se lo recuerda con tanto cariño; una vez más y como siempre.