Efemérides

La Supercopa Interamericana, otro grito para la historia

Martes 17 de Septiembre de 2019
En el estadio Memorial Coliseum, en la ciudad de Los Ángeles, el conjunto de Aflio Basile se alzó con un nuevo título internacional para el club. Fue tras ganarle por 3 a 0, en tiempo suplementario, al Sport Herediano de Costa Rica. A 31 años, el reconocimiento del club a los campeones sigue vigente. La historia así lo amerita.
La Supercopa Interamericana, otro grito para la historia
Ganar suele ser algo positivo y hacer memoria, también. Hace exactamente 31 años, el 17 de septiembre de 1988, Racing, que venía de alzar la primera edición de la Supercopa, se coronaba nuevamente demostrando que tenía un plantel al que le sobraba jerarquía para jugarle de igual a igual a cualquiera. Aquella vez, en el estadio Memorial Coliseum, ubicado en la ciudad estadounidense de Los Ángeles, la Academia conquistó la Supercopa Interamericana al derrotar por 3 a 0, en tiempo suplementario, el Sport Herediano de Costa Rica. 

Ante 5.000 espectadores, con el arbitraje del brasilero Romualdo Arpi Filho, Alfio Basile puso de entrada la siguiente formación: Ubaldo Matildo Fillol, Carlos Vázquez, Gustavo Costas, Cosme Zaccanti, Carlos Olarán, Mario Videla, Jorge Acuña, Julio Olarticoechea, Rubén Paz, Ramón Medina Bello y Walter Fernández. Luego, ingresaron Julio César Balerio, Fabio Costas y Darío Decoud. Enfrente, dirigidos por el español Antonio Moyano, se pararon Alexis Rojas, Saborio, Chávez, Marín, Edwards, Roberto Carmona, Daniel Casas, César Méndez, Carlos Camacho, Jara y Germán Chavarría. 

Según las crónicas de ese momento, el desarrollo no fue entretenido y al equipo de Avellaneda se le hizo difícil doblegar a un adversario que corrió muchísimo. Tan complicado fue que el duelo debió definirse después de los 90 minutos. Los goles llegaron todos juntos, como una ráfaga en la que Racing pudo dejar en claro la diferencia de categoría: a los 92, Medina Bello convirtió el primero; a los 103, fue el uruguayo Paz el que dejó su sello en la red; y, a los 115, Decoud liquidó la historia para que Costas posara con el trofeo en la mano para todo el continente. 

Avalada por la CONMEBOL y por la CONCACAF, el triunfo significó un título más dentro de la amplia cosecha del club a lo largo de su historia, además de significar un trofeo que engrandeció las vitrinas racinguistas. Hoy, a 31 años de aquella gesta, la institución recuerda una vez más este acontecimiento con la importancia histórica y la relevancia deporticva que se merecen.