Efemérides

Albérico Zabaleta, el Beco de la gente

Domingo 20 de Octubre de 2019
Fue figura en la etapa más gloriosa de la historia de nuestra institución y convirtió 141 goles con la camiseta de Racing. Cuando falleció, el 20 de octubre de 1923, a su funeral acudió una multitud no solo conformada por el pueblo académico, sino por gente de otros clubes pero que admiraba su talento. Hoy, a 96 años de su partida física, lo seguimos recordando con la misma admiración de siempre.
Albérico Zabaleta, el Beco de la gente
Nadie. No hay nadie en este planeta que pueda borrar de la nómina de nuestras glorias a Albérico Zabaleta. Imposible que eso suceda pese a la obstinación del tiempo en avanzar. Nacido en 1897, era un fenómeno que se movía por el centro de la ofensiva académica cuando la muerte lo atacó por sorpresa y le ganó el partido más importante de todos. El Beco, así era el apodo con el que se lo conocía, jugó ante Tigre el 23 de septiembre de 1923 y, además de convertir uno de los tantos goles que hizo con esta casaca, recibió un golpe que le complicaría la salud. No mucho después, exactamente el 20 de octubre, falleció sembrando un profundo pesar entre sus seres queridos. Este domingo, al cumplirse 95 años de su partida, la Academia saluda una vez más su memoria con los honores que se merecen los grandes de su historia.

Su muerte fue tan impactante que al sepelio acudieron centenares de personas consternadas por la pérdida de un gran valor del fútbol argentino que estaba en la plenitud de su carrera. El entierro también estuvo cargado de emotividad y varias personalidades racinguistas, entre ellas el presidente Pedro Groppo y el delantero Alberto Marcovecchio, ofrecieron un discurso para los presentes. No era para menos: Zabaleta, que anotó en total 141 conquistas, había arribado a la institución en 1912, con tan solo 15 años, y había hecho de estos colores una de sus identidades más potentes.

El Beco, con edad de Cuarta, jugó un breve período en Independiente y pasó también por Argentino de Quilmes. En 1916, volvió a Racing y se quedó para siempre. Sus notables rendimientos le permitieron competir para la Selección en ocho oportunidades. La más recordada data del 17 de junio de 1923, cuando enfrentó como parte del equipo nacional al Third Lanark de Escocia. A esa altura de su vida, su capacidad en el área contraria lo había transformado en justo acreedor de la titularidad en la Argentina.