Racing, con 117 años de vida, cuenta con un pasado repleto de gloria. Eso ya es sabido. Como también lo es el hecho de que luego de tantos años hay una larga galería de símbolos que forjaron la identidad del club, que desataron el amor de multitudes y que le entregaron a la institución la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Nuestra historia no empezó ayer y merece ser contada, ya que es fundamental conocer la historia para saber quienes somos y hacia dónde vamos. Por eso, como homenaje respetuoso y como saludo eterno, se los recuerda en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias.

Resultó ser una contratación sin mucho ruido pero con mucha efectividad. Juan Carlos Mesías, nacido el 6 de julio de 1933 en Uruguay, llegó al club en 1961 junto a Carlos Borges y tardó poco y nada en volverse una pieza importante del equipo que se consagraría hacia finales de año. Tal fue su peso en el conjunto blanco y celeste que estuvo entre los tres futbolistas que más encuentros disputaron en ese campeonato. Sólido defensor central, construyó una fenomenal dupla junto a Federico Sacchi.

Además de la velocidad y de la fuerza, su principal virtud era la potencia con la que sacaba los laterales. Se quedó en la institución hasta 1965 y participó en la Copa Libertadores de 1962, la primera que disputó Racing en su historia. En total, jugó 105 encuentros oficiales y convirtió tres goles. Como si fuera poco, su nombre apareció en un célebre diálogo de la película “El secreto de sus ojos” -“Yo te voy a traer viaje y vamos a ser flor de yunta… no es lo mismo Anido, que Anido con Mesías”-.

A 18 años de su partida, ocurrida el 21 de abril de 2002 en Buenos Aires, su recuerdo permanece imborrable en la memoria del pueblo académico. Y hoy una vez más Racing Club se pone de pie para aplaudirlo.