Nunca está de más el recordar el siguiente detalle que no es para nada menor: Racing Club cuenta en su haber con 117 años de vida de una riquísima historia y un pasado repleto de gloria. Y como eso ya es sabido, es también irrefutable el hecho de que luego de tantas jornadas a lo largo del tiempo fueron construidas por una larga lista de galería de símbolos que forjaron la identidad del club, desataron el amor de multitudes y le entregaron a nuestra institución la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Nuestra historia no empezó ayer y merece ser contada, ya que es fundamental conocerla para saber quienes somos y hacia dónde vamos. Por eso, como homenaje respetuoso y como saludo eterno, se recuerda a éstos grandes en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias. Ayer, hoy y siempre.

Siempre, siempre, se mantuvo fiel a lo que sentía. Sin dudas, ni cambios. Ángel Floro Betular eligió durante toda su vida poner su talento futbolístico y su compromiso humano al servicio de las necesidades de Racing. Nacido el 22 de diciembre de 1891, este sólido defensor se consolidó en el primer equipo del club a partir de su despliegue, de su sobriedad y de su valentía para no dar por perdida ninguna pelota. Su salto a la fama con la casaca académica se dio en 1910 cuando, junto a Juan Ohaco y a Ricardo Pepe, le dio jerarquía a la defensa del conjunto que consiguió el ascenso a la máxima categoría del fútbol argentino.

Con el correr de las temporadas, compartió la última línea con Francisco Olazar y con Enrique Macchiavello. Siempre mostró un juego leal y una personalidad dispuesta a esforzarse hasta las últimas consecuencias, por lo que fue muy valioso su aporte en el proceso que condujo a la obtención de los siete títulos de forma consecutiva que obtuvo el club entre 1913 y 1919. Fue, además, habitualmente capitán porque su temperamento funcionaba como un estímulo para sus compañeros. De buena pegada, hizo varios goles de media distancia, de tiro libre y de penal que sirvieron para empujar a la Academia al éxito.

Convocado a menudo a la Selección Argentina durante su etapa de máximo esplendor deportivo, fue homenajeado por Racing una vez retirado de las canchas, cuando ejercía como contador general en la Casa Central del Banco de la Provincia de Buenos Aires. Con su condición de socio vitalicio número 52 de la institución, fue nombrado además con el título de socio honorario y recibió todos los reconocimientos del momento acordes a tamaña distinción.

Betular murió el 3 de junio de 1938 a los 46 años. Hoy, día en que se cumple un nuevo aniversario de su partida física, es un honor para la todo el mundo académico el rescatar su leyenda con iguales proporciones eternas de admiración, respeto y cariño.