Efemérides

¡Felices 70 Pato!

Martes 21 de Julio de 2020
Ubaldo Matildo Fillol está de festejo. El ex arquero campeón de la Supercopa con el club cumple hoy siete décadas de vida y Racing lo saluda con la calidez con que se evoca a aquellas personas que han contribuido a hacer cada vez más grande a nuestra institución. ¡Felicidades Pato querido!
¡Felices 70 Pato!
Nunca está de más el recordar el siguiente detalle que no es para nada menor: Racing Club cuenta en su haber con 117 años de vida de una riquísima historia y un pasado repleto de gloria. Y como eso ya es sabido, es también irrefutable el hecho de que luego de tantas jornadas a lo largo del tiempo fueron construidas por una larga lista de galería de símbolos que forjaron la identidad del club, desataron el amor de multitudes y le entregaron a nuestra institución la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Nuestra historia no empezó ayer y merece ser contada, ya que es fundamental conocerla para saber quienes somos y hacia dónde vamos. Por eso, como homenaje respetuoso y también como saludo eterno, se recuerda a éstos ídolos en las fechas que ya les pertenecen. Y este martes 21 de julio celebra un año más de vida uno de los más grandes arqueros que han vistido nuestros colores a lo largo de la historia. Hoy Ubaldo Matildo Fillol cumple 70 y la institución lo saluda con el afecto, el respeto y la admiración que el campeón de la Supercopa de 1988 se ha ganado tanto adentro como afuera de la cancha. ¡Felicidades Pato!

Con una mano, con la otra, con las dos. Con los reflejos atentos, con la intuición certera, con la elasticidad de quien se sabe dueño de esa porción del terreno. Con toda la elegancia del mundo, con las neuronas anticipando la maniobra, con el corazón puesto para aguantar el pelotazo que viniera. Ubaldo Matildo Fillol, arquero brillante, se cansó de volar de palo a palo para salvar a los suyos durante los 22 años en los que se extendió su fantástica carrera: lo hizo con notable en nivel en muchos lados, inclusive en la Selección, y también en Racing, donde fue vital para la obtención de la Supercopa 1988.  

Nacido el 21 de julio en San Miguel del Monte -una de las ciudades más antiguas de la provincia de Buenos Aires- fue descubierto allí por el inolvidable Renato Cesarini. El Pato, como se lo llamaba cariñosamente, llegó a la Academia en 1972 después de haber estado en Quilmes y brilló al detener seis penales en su primera temporada, algo que nadie había logrado hasta ese momento. En 1973, se marchó a River, donde permaneció durante una década. Luego, pasó por Argentinos Juniors, por Flamengo y por Atlético Madrid. En el medio, disputó tres mundiales y se consagró en el jugado en 1978 en Argentina. A Racing regresó en 1986 para quedarse un buen tiempo. Entre sus dos estadías en el club, disputó 149 partidos que fueron suficientes para volverlo un símbolo en su puesto.   

Seguramente, su segundo período en el club es el más recordado porque, con más experiencia, volvió seducido por Alfio Basile con el objetivo de ganar algo. Y lo consiguió. El 18 de junio de 1988, en el estadio Mineirao, Fillol resistió todo lo que hizo falta la embestida del Cruzeiro y le permitió a la Academia coronarse en la primera edición del torneo continental. Su foto de aquella noche de invierno, con el trofeo en la mano y con el buzo verde en el torso, es una de las imágenes más felices de un período de la historia en el que no sobraron los títulos en las vitrinas de la institución. 

Luego del final de su carrera como jugador Fillol se puso otro buzo, pero en este caso fue el de entrenador. Tras ejercer funciones específicas de formación en seleccionados juveniles de nuestro país, el Pato dirigió a la Academia en el 2004. Luego su camino lo llevó de nuevo a la AFA y también a River. Pero el aprecio y el cariño eterno que emanó Racing hacia su figura se mantuvo siempre vigente. Así fue que en el 2015 recibió la distinción de Personalidad Destacada del Deporte en la Ciudad de Buenos Aires en la Legislatura Porteña. Aquella tarde de junio una multitud racinguista se acercó al lugar para aplaudir al ídolo como se lo merecía ante un suceso tan destacado. Y en este día, ante otro momento tan especial en su vida, toda la institución lo saluda con el más cálido de los respetos y le desea como siempre lo mejor para el futuro. Se lo ha ganado.