Nunca está de más el recordar el siguiente detalle que no es para nada menor: Racing Club cuenta en su haber con 118 años de vida de una riquísima historia y un pasado repleto de gloria. Y como eso ya es sabido, es también irrefutable el hecho de que luego de tantas jornadas a lo largo del tiempo fueron construidas por una larga lista de galería de símbolos que forjaron la identidad del club, desataron el amor de multitudes y le entregaron a nuestra institución la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Nuestra historia no empezó ayer y merece ser contada, ya que es fundamental conocerla para saber quienes somos y hacia dónde vamos. Por eso, como homenaje respetuoso y como saludo eterno, se recuerda a éstos grandes en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias. Ayer, hoy y siempre.

El Gallego era un delantero de esos que aprovechaban al máximo cada minuto adentro de la cancha. Ya fuera desde el arranque o cuando le tocaba ingresar por alguno de sus compañeros desde el banco de los relevos, la fórmula que el aplicaba en el campo cuando se sumaban sus gambetas, sus desbordes y sus centros precisos tenía en la mayoría de los casos el mismo resultado: el gol de un compañero. Y cuando era él quien quedaba cara a cara frente al arquero rival, también era muy habitual verlo festejar ante la gente tras la concreción del tanto rancinguista.

Nacido el 3 de octubre de 1911 en el suelo bonaerense de Villa Piñeyro, Roberto Arnaldo Bugueyro fue un futbolista de importancia dentro de las filas académicas, tanto desde sus virtudes técnicas individuales como desde su concepto colectivo de jugar y hacer que otros jugaran. De muy buen manejo con el balón y velocísimo, este wing izquierdo supo ganarse un lugar de privilegio en nuestra historia a base de una gambeta desorientante para los rivales y de centros con mucho efecto que por lo general encontraban a algún compañero en franca posición para convertir. También poseía una resistencia física notable para la época, lo que por ejemplo le posibilitó el hecho de que todos los goles convirtidos por él durante 1932 fueran durante los segundos tiempos. Por si esto fuera poco, al año siguiente convertiría 14 tantos en 34 partidos.

Bugueyro formó parte de nuestra escuadra entre 1931 y 1936. Luego fue transferido a Atlanta, el club ante el que había debutado con la camiseta de Racing el 26 de julio de 1931. Luego pasó por Estudiantes en el 37, para retirarse con la camiseta de la institución platense a finales de ese año. En nuestro club disputó 115 partidos en los cuales marcó 33 goles y asistió en muchas más ocasiones a sus compañeros para que ellos pudieran convertir. Además, alzó dos copas nacionales: la Copa de Honor Sr. Adrián Beccar Varela (1932) y la Copa de Competencia (1933).

El Gallego Bugueyro nos dejó de manera física un 25 de marzo -cumpleaños de nuestra institución- de 1989, pero ese motivo no implica que se lo deje de recordar con respeto y emoción. Como tantos ídolos, se ganó ese derecho adentro del campo de juego con cada partido en el que vistió la casaca blanca y celeste con el honor que el emblema de Racing Club se merece.