Efemérides

Que veinte años no es nada...

Lunes 27 de Diciembre de 2021
Se cumplen dos décadas de la coronación que le puso fin a 35 años sin títulos a nivel local y volvió a poner al club en la cima del fútbol argentino. Con la figura de Reinaldo Carlos Merlo como DT y con un plantel excepcional, Racing igualó 1 a 1 con Vélez y se quedó con el Torneo Apertura, con dos canchas llenas en simultáneo: el José Amalfitani y el Cilindro. Un título que es leyenda.
Que veinte años no es nada...

La afirmación resulta tan obvia como ineludible cuando se hace referencia hacia un pasado como el nuestro: Racing Club cuenta en su haber con 118 años de vida de una riquísima historia repleta de gloria. Y como eso ya es sabido, es también irrefutable el hecho de que luego de tantas jornadas a lo largo del tiempo fueron construidas por una larga lista de galería de símbolos que forjaron la identidad del club, desataron el amor de multitudes y le entregaron a nuestra institución la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Nuestra historia no empezó ayer y merece ser contada, ya que es fundamental conocer la historia para saber quienes somos y hacia dónde vamos. Por eso, como homenaje respetuoso y como saludo eterno, se los recuerda en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias. Ayer, hoy y siempre.

Pasaron dos décadas, es cierto. Toda una vida. Pero aún es posible cerrar los ojos y así ver todo tan claro como si aquella jornada inolvidable sucediera en el día de hoy. Todavía se siente la emoción por el festejo en el Obelisco. Todavía se palpita el desahogo por la celebración en Avellaneda. Todavía se recuerda ese grito guardado por tanto tiempo que estalló aquella tarde en Liniers. La memoria blanca y celeste no olvida los grandes momentos que forjaron su historia y esta no es la excepción a esa regla. De hecho, por más de un motivo quizás se trate del instante más significativo a nivel deportivo y afectivo -en especial- de los últimos 50 años. El 27 de diciembre de 2001, hace exactamente 20 años, Racing tuvo ese retorno a la gloria que esperaba desde hacía rato a nivel de títulos locales. Y la imagen que posibilitó ese éxtasis quedó inmortalizada para siempre, a los ocho minutos del segundo tiempo en el Estadio José Amalfitani. Gabriel Loeschbor, solo y en un salto mágico, se estiró para ser más largo que flaco, conectó el centro parido por el pie zurdo de Gerardo Bedoya y le dio al equipo la posibilidad de hacer efectivo ese grito que salió desde las entrañas del corazón. Esa tarde no fue una más en Liniers y dentro de un contexto de crisis social, económica y política del país, la Academia se encaminó con ese gol al empate que necesitaba para poder quebrar así una racha de 35 años sin títulos en el plano doméstico. Así, el Torneo Apertura quedó en manos del aguerrido y valiente equipo construido por Reinaldo Carlos Merlo, que desde aquel día se ganó un lugar de gloria eterna junto a los colores académicos. Definitivamente veinte años no son nada a la hora de rememorar uno de los momentos más gloriosos de la historia reciente de nuestra institución.

La campaña que llevó a la gloria al conjunto comandado por "Mostaza" Merlo comenzó el 17 de agosto en una noche de viernes fría que terminó con sonrisa. En el estreno de la temporada, la Academia venció por 2 a 1 a Argentinos con tantos de Carlos Arano y de Pablo De Muner en contra y dio el primer paso de la gesta ante una multitud. Luego, llegaría el cabezazo de Gabriel Loeschbor para el agónico empate frente a Independiente, el gol de José Chatruc para imponerse en Rosario, el doblete de Diego Milito para dejar en el camino a Newells y la categoría de Leonardo Torres para sumar de a tres en Córdoba.

Pero habría más en el andar de ese equipo que cosechó 42 puntos y finalizó con una unidad más que River, que terminó segundo. Una igualdad en cero con Belgrano en el Cilindro, una entrada oportuna en el segundo palo de Gustavo Barros Schelotto para ganarle por la mínima a Huracán en Parque Patricios, la jerarquía de Gerardo Bedoya para picar la pelota y golear a San Lorenzo un 30 de septiembre, la solidez colectiva para derrotar por 2 a 0 a Unión en Santa Fe y la astucia de Rafael Maceratesi para poner el pecho ante Colón y mantener la racha. Después, llegaría la remontada épica en La Plata ante Estudiantes y la única caída del torneo, fuera de casa ante Boca, por 3 a 1.

Pero la recuperación no tardaría. El domingo 4 de noviembre, justo en el aniversario del golazo del Chango Cárdenas al Celtic en Montevideo, Racing fue una aplanadora, le metió cuatro a Gimnasia y se encarriló nuevamente. Por la decimotercera jornada, fue un empate 4 a 4 con Chicago en un duelo memorable y, en el siguiente fin de semana, una victoria con lo justo sobre Chacarita con un preciso Maximiliano Estévez desde los doce pasos. El 2 de diciembre fue un día fundamental porque el Estadio Presidente Perón fue colmado para presenciar el partido más esperado. River visitó Avellaneda y Bedoya, con un zurdazo que forma parte de las mejores páginas deportivas de la institución, logró el empate desde el borde del área cuando restaba poco para el final.

Las tres fechas del final se vivieron con mucha ansiedad. En el Tomás Adolfo Ducó, le anularon mal dos goles a Estévez y el resultado fue una igualdad frente a Banfield que abrió incertidumbres. Sin embargo, lejos de recular, la Academia fue por más y Mostaza asumió el protagonismo como la circunstancia se lo demandaba. “Se acabó el paso a paso. Vamos a salir campeones”, dijo el hombre que se volvería estatua para devolverle la calma a la gente. Y así fue: Maceratesi y Chatruc convirtieron para vencer por 2 a 0 a Lanús y llegar con tres puntos de ventaja sobre el cuadro de Núñez al desenlace.

En el medio, la Argentina atravesó una severa crisis general y el encuentro frente a Vélez, que iba a disputarse el 23 de diciembre, debió postergarse para el jueves 27. Miles y miles fueron a Liniers, miles y miles fueron a Avellaneda y miles y miles lo vieron donde pudieron. Llovió, salió el sol y el fútbol se inició con el pálpito de que nada sería lo mismo. Un centro desde la derecha de Bedoya encontró solo a Loeschbor, quien cabeceó lanzándose en el aire para marcar el primero y acercar a la Academia al sueño de todos. El tanto de Mariano Chirumbolo solamente sirvió para ponerle una cuota de dramatismo a una historia de por sí bastante sufrida, que culminó cuando Gabriel Brazenas dio por terminado el partido.

Nombres propios tuvo ese proceso que permitió sacar del pedestal de recuerdo más reciente al mítico equipo de José. Gustavo Campagnuolo, Martín Vitali, Francisco Maciel, Loeschbor, Claudio Ubeda, Bedoya, Adrián Bastía, Chatruc, Barros Schelotto, Estévez, Maceratesi, Milito, Gastón Pezzuti, Arano, Alexander Viveros, Torres y Javier Lux fueron los protagonistas más destacados de ese semestre que permitió gambetear los tiempos de fantasmas y regresar a la senda de la alegría. Todos estuvieron bajo la sabia batuta de Merlo, que había llegado a la institución en el arranque de 2001 y fue sin ningún tipo de dudas el artífice intelectual detrás de la hazaña deportiva.

En este día y cada día, la instituución mantiene vigente tanto el aprecio como el recuerdo eterno para con sus campeones. Ya lo dice la letra del tango "Volver", cantado de manera magistral por Carlos Gardel, otro racinguista de esos que también hizo historia en lo suyo: "Que veinte años no es nada". Y es cierto. Más allá del paso del tiempo la memoria mantiene y mantendrá vigente uno de esos momentos que nos hizo disfrutar del orgullo máximo que significa vestir nuestros colores. Y fue gracias a todos ellos. Por eso les brindamos un agradecimiento eterno, señores. Muchas gracias toda la vida. Gracias por salir campeones.