Efemérides

Seminario, un racinguista con honores

Domingo 12 de Junio de 2022
Tras su llegada de muy jovencito al club hubo amor a primera vista y de esos muy duraderos. Adentro de la cancha fue nada más y nada menos que uno de los primeros grandes defensores que tuvo el equipo en su historia, pero además se destacó también en la faceta de goleador. Una vez retirado de la actividad deportiva siguió ligado a Racing en el plano institucional, llegando a adquirir primero la categoría Socio Vitalicio y más tarde, la de Socio Honorario. Hoy lo recordamos una vez más con respeto y cariño. Porque alguien que amó tanto a nuestro escudo no se merece menos que eso.
Seminario, un racinguista con honores
Nunca está de más el recordar el siguiente detalle que no es para nada menor: Racing Club cuenta en su haber con 119 años de vida de una riquísima historia y un pasado repleto de gloria. Y como eso ya es sabido, es también irrefutable el hecho de que luego de tantas jornadas a lo largo del tiempo fueron construidas por una larga lista de galería de símbolos que forjaron la identidad del club, desataron el amor de multitudes y le entregaron a nuestra institución la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Nuestra historia no empezó ayer y merece ser contada, ya que es fundamental conocerla para saber quienes somos y hacia dónde vamos. Por eso, como homenaje respetuoso y como saludo eterno, se recuerda a éstos grandes en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias. Ayer, hoy y siempre.

¿El primer defensor central? Sí, puede ser. El primer gran defensor central. Eso fue él. José Romero Seminario nació en 1891 y recaló en Racing a los 16 años luego de un fugaz y juvenil paso por el Club Atlético Comercio. Gracias a su imponente físico -pesaba más de 90 kilos-, se decidió ubicarlo en la última línea como barrera para los adversarios. Y la apuesta funcionó muy bien. Fue referente de Saturnino Ochoa y, con el paso de los campeonatos, conformó una gran dupla con quien más tarde sería su sucesor. También fue compañero en esa zona de la cancha de Emilio Firpo y de Alberto Allan, dos símbolos de la primera época futbolística de la institución.

En la etapa previa al ascenso de Racing a Primera División, objetivo conseguido en 1910 luego de derrotar a Boca por 2 a 1, El Gordo o Perucho, como lo llamaban en el plantel, brilló en el equipo durante los años 11 y 12, destacándose además de en su faceta como dueño de la última línea también como un goleador. Debido a su polifuncionalidad, su resistencia física y a una notable puntería también podía desempeñarse como entreala derecho o centrodelantero, y solía hacerse cargo de la ejecución tanto de los penales como de los tiros libres. Fue por eso que convirtió 50 goles a lo largo de su extensa carrera. Y tuvo el privilegio de integrar la formación que disputó el primer partido internacional de la historia racinguista, en la victoria 3-2 frente a Wanderers de 1908 gracias a cual se obtuvo la Copa La Verdad.

Una vez retirado de las canchas Seminario siguió muy ligado a la vida institucional del club. Participó en varias comisiones directivas y fue nombrado Socio Vitalicio primero y años después Socio Honorario. Alcanzó, inclusive, a trabajar en la Subcomisión de Fútbol, pero su prematuro fallecimiento -a los 46 años, el 12 de junio de 1937- privó a Racing de contar con él por mucho más tiempo. Hoy se cumple un nuevo aniversario de su partida física y todo Racing lo recuerda una vez más con orgullo manifiesto y cariño entrañable. Así lo merece la figura eterna del gran Perucho.