Efemérides

Boyé: el derechazo atómico que hizo historia

Jueves 21 de Julio de 2022
Un derechazo suyo transformó potencia pura en el tanto que le dio a la Academia el tricampeonato en 1951 y lo hizo quedar por siempre en la historia deportiva de nuestro club. Es por eso que en este día volvemos a recordarlo con todo el respeto y el cariño que se ganó adentro de la cancha al ser partícipe de nuestra gloria futbolística.
Boyé: el derechazo atómico que hizo historia
A éstas alturas ya es toda una obviedad el mencionarlo, pero no por eso hay que dejar de hacerlo. Racing Club cuenta en su haber con 119 años de vida de una riquísima historia y un pasado repleto de gloria. Y como eso ya es sabido, es también irrefutable el hecho de que luego de tantas jornadas a lo largo del tiempo fueron construidas por una larga lista de galería de símbolos que forjaron la identidad del club, desataron el amor de multitudes y le entregaron a nuestra institución la grandeza de la que todavía hoy disfruta. Nuestra historia no empezó ayer y merece ser contada, ya que es fundamental conocerla para saber quienes somos y hacia dónde vamos. Por eso, como homenaje respetuoso y como saludo eterno, se recuerda a éstos grandes en las fechas que ya les pertenecen. A los ídolos académicos, simplemente gracias. Ayer, hoy y siempre.

La pelota viaja con toda la potencia, con toda la dirección y con todo el corazón para incrustarse justo allá, justo en el ángulo, justo donde las manos de Manuel Graneros no pueden llegar. Es el 5 de diciembre de 1951 y el Viejo Gasómetro explota de gente porque se juega el segundo partido de la definición del certamen. En el primer encuentro, disputado en el mismo estadio cuatro días antes, habían empatado sin goles los dos mejores equipos de ese año. En esta cita decisiva, todo iba muy parejo hasta que Mario Emilio Heriberto Boyé Auterio hizo lo que cualquier futbolista hubiera querido, pero que sólo unos pocos iluminados pueden lograr adentro de una cancha: hacer historia y lograrlo mediante una acción tan decisiva y determinante como lo es marcar un gol. Y justamente eso hizo Boyé. Transformó un derechazo potente ejecutado desde 35 metros en gloria pura y en historia. Hizo que la pelota viajara con una fuerza y velocidad que muy pocos podían darle al balón en esa época, y la puso bien lejos del alcance del arquero. De esta manera ese gol, que podría haber sido sólo un golazo más, fue mucho más que eso. Fue el tanto que le dio a Racing -bicampéon vigente gracias a las consagraciones de 1949 y de 1950- el triunfo que le significó no sólo otra copa más para sus nutridas vitrinas, sino otro hito histórico para la institución dentro del marco deportivo: la obtención del tricampeonato. 

¿Y quién mejor entonces que el propio protagonista para explicar ese momento tan relevante dentro de nuestra historia? “El gol a Banfield en la final de 1951 fue el más importante de mi carrera. Todos querían que ganaran ellos y yo se la clavé en el ángulo a Graneros”, dijo el potente delantero, nacido el 30 de julio de 1922 en el barrio porteño de Colegiales, cuando fue consultado sobre el valor de semejante conquista. De ahí en adelante, gracias a ese mítico zapatazo, gracias a compartir la ofensiva con Norberto Méndez, con Rubén Bravo, con Llamil Simes y con Ezra Sued, se ganó con absoluta justicia un lugar en las páginas más gloriosas de la historia del club. 

Después de haber estado en Boca ocho años -debutó en Primera División en 1941-, Boyé pasó por el Genoa italiano y por Millonarios de Colombia y regresó a la  Argentina en 1950 para vestir la casaca blanca y celeste. El Atómico, así lo apodaban por la fuerza de sus remates, hizo su estreno en la Academia el 2 de abril de 1950 en una victoria por 2 a 0 ante el Xeneize, disputó en total 84 partidos y marcó 33 tantos. Jugó por última vez para Racing el 30 de agosto de 1953 y se marchó a Huracán con dos títulos en el bolsillo.

Una vez alejado del mundo del fútbol como jugador, intentó que su conocimiento y su experiencia siguieran vigentes desde otro rol y se dedicó a la dirección técnica. Su legado deportivo estuvo presente en instituciones como Flandria, Temperley, All Boys, Deportivo Morón y Nueva Chicago, entre otras. Y cuando dejó de manera definitiva el mundo del fútbol, se metió de lleno en el rubro gastronómico y fue el fundador junto a René Pontoni -otro gran jugador de la época- de una pizzería aún hoy mítica en el suelo porteño: La Guitarrita.

Boyé falleció un día como hoy, pero del año 1992. Es por eso que en esta fecha, Racing Club se encarga de mantener vigente su memoria y su recuerdo con orgullo, honor y respeto. Ni más ni menos que lo mismo que el Atómico se encargó de entregar adentro de la cancha cada vez que ingresó a ella con la camiseta blanca y celeste.