Efemérides

Ayer nomás...

Lunes 29 de Agosto de 2022
Se cumplen 55 años de la obtención de la Copa Libertadores de América, antesala de la conquista mundial y un hecho que se renueva cada año con la gratitud a cada uno de los protagonistas del Equipo de José.
Ayer nomás...
Racing siempre fue pionero. La Academia tiene bases que se corroboran en hechos fácticos: único heptacampeón aún vigente en la Argentina, primer tricampeón en la era rentada del fútbol local y primer campeón del mundo que salió de estas tierras, entre otros registros de prestigio permanente. ¿Algo más? Sí: se consagró en la Libertadores al cabo ¡20 juegos!, la versión más extendida desde su creación, en 1960. La campaña, que incluye dos desempates, sumó 14 triunfos, cuatro igualdades y apenas dos derrotas, con 46 puntos: ¡el 77% del total! Eso fue y será por siempre el Equipo de José. Aquel 29 de agosto de 1967, la conquista futbolística de América se impregnaría de celeste y blanco de una vez y para siempre.

Agustín Cejas, Oscar Martín, Roberto Perfumo, Alfio Basile, Rubén Díaz, Juan Carlos Rulli, Miguel Ángel Mori, Humberto Maschio, Joao Cardoso, Juan Carlos Cárdenas y Norberto Raffo gritan, se abrazan y se pellizcan para cerciorarse de que es cierto que Racing acaba de ganar de la Copa Libertadores. Es 29 de agosto de 1967 y la Academia toca el cielo con las manos. Nombres eternos conducidos por la sabiduría de Juan José Pizzuti, en Sanatigo, Chile, en el partido de desempate ante el severo Nacional de Montevideo.

Fueron 19 los clubes que participaron del certamen. Hubo una primera fase compuesta por tres grupos de cinco, seis y siete equipos cada uno. Peñarol, el dueño del título en la edición anterior, se incorporó en la siguiente rueda. En cada zona se enfrentaron todos contra todos. Racing compitió en el Grupo 2 con River, Independiente Santa Fe, Deportivo Independiente Medellín (los dos, de Colombia), Bolívar y con 31 de Octubre (ambos, de Bolivia). El conjunto de Tito Pizzuti terminó primero luego de obtener ocho victorias, un empate y una caída. Con 19 tantos a favor y tan solo siete en contra, los de Avellaneda se clasificaron para el Grupo 1 de la fase semifinal. 

No fue para nada sencillo el camino. La Academia debió disputar siete encuentros para alcanzar la final. Empató con River en Núñez y le ganó a Universitario en Perú; perdió con Universitario en el Cilindro y derrotó a Colo Colo en Chile; venció a Colo Colo en Avellaneda y superó a River de local. Al terminar con 9 puntos junto al conjunto peruano, no quedó más remedio que ir a un duelo decisivo que tuvo lugar el 18 de julio en el Estadio Nacional de Santiago de Chile. ¿Y entonces? Sí, la alegría fue celeste y blanca, por 2 a 1 y con dos gritos del Toro Raffo. Nadie lo sabía en ese momento pero en ese mismo escenario se daría poco después el gran golpe.

La serie final frente a Nacional durísima. La ida se disputó el 15 de agosto en el Estadio Presidente Perón y acabó 0 a 0. El mismo resultado se repitió el 25 de agosto en el Estadio Centenario. Y otra vez tocó volar a Santiago para definir la historia en 90 minutos. Y el coraje se hizo presente para darle a la Academia eso que tanto buscaba. A los 14 minutos de la primera etapa, Cardoso abrió la cuenta para el Equipo de José. Antes del descanso, exactamente a los 43, Raffo apareció para estampar el segundo. El descuento de Víctor Espárrago a poco del cierre le puso suspenso al desenlace. Pero Racing no la iba a dejar escapar. No. Y, a pura valentía, se aferró con uñas y con dientes a la Libertadores para dejar grabado nuevamente su nombre en las páginas gloriosas de este deporte.

"Los festejos fueron muy lindos. Tanto para la hinchada como para todos nosotros", recuerda Humberto Maschio, talento puro de aquella estupenda formación: "Hasta el día de hoy no hay campeón de la Copa que haya tenido que jugar tantos partidos como nosotros para llegar al título. Fue una gesta muy difícil, pero la pudimos ganar. Además, después del 0-0 en Avellaneda, salvo nuestra hinchada, los demás no daban ni cinco centavos por nosotros, porque empatar o ganar en Montevideo era una proeza en ese tiempo. Pero empatamos y forzamos el tercer partido que nos dio el título. Pero sinceramente durante el desarrollo no pensábamos en salir campeones, sino que la íbamos jugando. Éramos un equipo muy tranquilo. Pero lo teníamos a Pizzuti al frente, que era el que siempre pensaba en todo". Las palabras del Bocha, a más de medio siglo, guardan una fidelidad absoluta a cada episodio de la gesta americana... Es que las hazañas permanencen por siempre en la memoria.