Sebastián Saja

Referente, figura e ídolo. Llegó a la Academia con una larga trayectoria sobre sus espaldas y resultó ser la experiencia que el equipo necesitaba bajo los tres palos. Fue una pieza clave en el periodo de transición del equipo y que culminó con el título del 2014 que lo tuvo como bandera del plantel junto a Diego Milito.

Su historia

La imagen quedará por siempre grabada en las retinas del pueblo académico. Un Cilindro colmado festeja el título del Torneo de Primera División y en el centro de la cancha, entre el borbollón humano generado por los integrantes del plantel campeón, se destacan dos figuras que cantan al unísono mientras levantan al mismo tiempo el trofeo que sellaba de manera perfecta el ciclo encarado por aquel equipo comandado por Diego Cocca. Y mientras Diego Milito sostiene la copa por un lado, por el otro costado la agarra a más no poder quien se había convertido no sólo en el socio de referencia del gran ídolo del club, sino también en una estrella con brillo propio y en gran responsable de esa hazaña deportiva. Será imposible olvidar entonces la imagen de Sebastián Saja y su festejo a pura alegría ese 14 de diciembre del 2014.

Nacido en Brandsen el 5 de junio de 1979 y formado de manera futbolística en San Lorenzo de Almagro tras sus inicios en el Club Atlético y Progreso de su ciudad, Diego Sebastián Saja no era un desconocido para el mundo del fútbol ni para Racing cuando a mitad del año 2011 fue anunciado su fichaje a las filas académicas. El club transitaba una restructuración institucional y el equipo se encontraba ávido de jugadores de experiencia que le otorgaran un salto de calidad para la disputa de los objetivos deportivos. Saja ya contaba en su haber con una amplia experiencia a nivel doméstico (dos pasos en el cuadro de Boedo)  e internacional (Brescia de Italia, Rayo Vallecano y Córdoba de España, América de México, Gremio de Brasil y AEK Atenas de Grecia) y varios títulos que lo avalaban como una opción que no defraudaría. Y así fue.

Dueño de jornadas memorables en la defensa del arco racinguista, demostró ser efectivo no sólo en la valla propia con personalidad y gran técnica sino también en la rival, mediante la ejecución regular de los tiros desde el punto del penal que le significaron varios gritos de gol con la casaca académica. Como arquero del club tuvo más de 200 participaciones oficiales en las que marcó casi una decena de goles y le tocó atravesar por todos los momentos posibles, desde los sinsabores de derrotas como la que derivó en el subcampeonato de la Copa Argentina del 2012, hasta los recuerdos de triunfos clásicos o la máxima alegría que vivió con nuestra camiseta: la consagración en el Torneo de Transición 2014 en Avellaneda tras la victoria ante Godoy Cruz. En ese certamen se erigió como uno de los dos grandes referentes del grupo puertas adentro del vestuario junto a Milito y fue actor imprescindible en la construcción del certamen con actuaciones imprescindibles para llegar al título.

Su última aparición oficial en la Acadé fue en mayo del 2016 tras un partido por Copa Argentina ante Gimnasia y Tiro de Salta. Luego se trasladó una vez más por el Viejo Continente en el Gimnástic y en el Zaragoza, antes de ponerle punto final a su carrera como deportista profesional. Más tarde incursionó en la dirección técnica con algunas experiencias dentro y fuera del país (Olimpia de Paraguay y Agropecuario), para luego emigrar hacia los Estados Unidos a trabajar como entrenador de arqueros dentro del equipo técnico del Inter Miami CF. Ídolo dentro y fuera de la cancha, es uno de los jugadores contemporáneos cuyo amor por parte del pueblo racinguista se mantendrá inalterable más allá del paso del tiempo.

Títulos obtenidos

  • Torneo de Primera División «Dr. Ramón Carrillo» 2014