Fútbol Masculino

El sueño cumplido: Racing es el nuevo campeón del fútbol argentino

Lunes 15 de Diciembre de 2014
La Academia le ganó por 1 a 0 a Godoy Cruz en el Cilindro y se consagró como el mejor equipo del torneo. Adrián Centurión, en el arranque del segundo tiempo, convirtió el único tanto del encuentro. 
El sueño cumplido: Racing es el nuevo campeón del fútbol argentino
Con el aliento de su gente y con el llanto de sus hinchas, con la emoción de la multitud y con el afecto de los que nunca fallan, Racing se abrazó al sueño que perseguía desde hacía mucho, desde hacía 13 años. En un Cilindro que vibró como pocas veces, la Academia hizo lo que tenía que hacer y se coronó por decimoséptima vez en su historia: derrotó a Godoy Cruz por 1 a 0 y terminó como justo campeón del fútbol argentino. Una verdadera fiesta se desató en Avellaneda para celebrar la estrella conseguida por un equipo que dejó el alma en cada pelota, que entregó cada gota de sudor para no dejar escapar la cita con la gloria. 

Con toda el envión, con todas las ganas, con toda la voluntad de llevarse puesto al que se parara enfrente. No dudó el equipo de Diego Cocca. Ni un segundo dudó porque sabía la responsabilidad con la que salía a jugar. Entonces, con el esquema táctico habitual, con la decisión de plantarse en campo ajeno, fue en busca de la apertura del marcador desde que Diego Ceballos dio inicio al encuentro. ¿Qué caminos eligió? Sin tanta elaboración en el mediocampo, la prioridad fue lanzar largo para que la dupla de delanteros, desequilibrante en cada movimiento como en una parte enorme del torneo, hiciera lo suyo. Por lo general, Diego Milito y Gustavo Bou aprovecharon el espacio entre la línea defensiva y los volantes contrarios para recibir y darle arranque a las acciones ofensivas. Adrián Centurión, inquieto contra la banda, ayudó también a construir huecos contra la izquierda y, además, por el centro.

No tardó mucho Racing en producir ocasiones porque dispuso de la fórmula para complicar a un arquero que, con el correr de los minutos, fue teniendo más y más trabajo. Tan nítida era la superioridad que, en la primera media hora del duelo, el conjunto local generó cinco oportunidades. Bou tuvo una de zurda luego de una combinación con Milito y, enseguida, el propio Milito conectó con el revés del pie derecho un centro de Centurión desde la izquierda. Hubo otras claras. Bou contragolpeó, a los 17, y su remate cruzado fue contenido con lo justo por el arquero. Centurión hizo lo mismo, a los 19, y tampoco definió con la pericia que reclamaba la jugada. El cierre de la ráfaga de ataque fue un tiro libre de Milito que salió arriba del travesaño. 

No mostraba la Academia contundencia y el reloj no estaba de su lado. Como casi siempre, Milito era la carta de inteligencia para armar pero al equipo le faltaba esa dosis de criterio al momento de finalizar las maniobras. Asomaron varios desbordes profundos que podrían haber acabado en la red pero continuaba sin resolverse en el tema de la eficacia. En este escenario, Sebastián Saja era un espectador de lujo porque, salvo en alguna intervención aislada, no debió mostrar su capacidad de ofrecer garantías. 

Con todo el envíon, con todas las ganas, con toda la voluntad de llevarse puesto al que se parara enfrente. Así, convencido, pisó Racing el césped en el complemento para tratar de dar con el gol. Y lo consiguió rápido porque, en la primera que se le presentó, pudo plasmar la contundencia que se le venía negando. Apenas iban 3 minutos cuando Gastón Díaz ganó por derecha y entró al área. En vez de tirar de primera, enganchó, dejó desairado a un rival y levantó la cabeza. El centró cayó llovido, al segundo poste, y Centurión se impuso de cabeza para vulnerar la resistencia del arquero. La pelota, con algún suspenso, se metió en el arco y la multitud estalló en un grito impactante. 

La apertura del marcador tranquilizó a la Academia, que se quitó la presión de encima para transitar el complemento con más certezas. Obligado por el resultado, Godoy Cruz salió de su pasividad y se adelantó en el terreno. Con Ezequiel Videla como estandarte, con el resto acompañando para no perder intensidad, el dueño de casa trató de aprovechar la coyuntura para lastimar de contragolpe. Dos corridas de Bou pusieron en aprietos a los mendocinos y la sensación era que avanzar por afuera se podía volver una carta más que interesante. Con la idea de sostener el ritmo en una zona crucial de la cancha, Marcos Acuña reemplazó a Centurión. 

Se demoraba la resolución. Bou, que le dejó su lugar a Gabriel Hauche a los 30, desperdició una posibilidad clara tras un centro atrás de Díaz. Hauche tuvo otra pero el asistente sancionó posición adelantada. Racing se fortaleció desde el oficio y controló la situación con solidez, aunque retrocedió y, como consecuencia, se fue arrimando demasiado a Saja. El gol de River sembró tensión en el estadio y algunos envíos cruzados cortaron la respiración de la gente. Godoy Cruz puso a sus delanteros a la carga y la Academia resistió como pudo, con todos corriendo, con todos metiendo. 

Hasta que hubo final, hasta que hubo pitazo, hasta que hubo desahogo, hasta que hubo campeonato, hasta que hubo una alegría indescriptible. Hoy y siempre, Racing. Hoy y siempre, campeón. Hoy y siempre, el primer grande.  

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