Fútbol Masculino

“Un país que no piensa no sirve para nada”

Viernes 14 de Abril de 2017
Los alumnos Agustín Bustingorry, Ivo Raimondo, Francisco Espinosa, Agustín Mareli, Brian García y Leandro Angelini, todos pertenecientes al sexto año del Colegio Racing Club, junto al vicedirector del Nivel Secundario, Omar Corradini, participaron de una charla junto al entrenador académico Diego Cocca. El eje de las preguntas, las respuestas y el rico debate que se generó en la sala de conferencias del estadio fue el de la educación en nuestro país.
“Un país que no piensa no sirve para nada”
- Teniendo en cuanta los conflictos docentes que hay y la gran cantidad de chicos que aún no pudieron comenzar a recibir clases ¿Cómo ves hoy el contexto de la educación actual en la Argentina? ¿Observás que hay una solución cercana o a corto plazo?

- Con el tema de la educación y sin meterme en política porque no me interesa, la realidad es la que vivimos los argentinos. Desde que yo tengo uso de razón, está el problema de las paritarias, de que cada año hay dificultades, de que cada año está el factor económico. Desde que tengo memoria siempre está el problema del dólar, que sube o baja o que hay inflación… pero la educación es otra cosa. Es el futuro del país y no se tendría que tocar. Pero lamentablemente en este sentido se sufre. Y desde el lado de ustedes quizás no lo llegan a comprender todavía. Esto por ahora sólo les significa el hecho de tener que ir a estudiar, o el saber cosas que se cuestionan como: “¿De qué me sirve saber cuántos ríos hay en Europa?” o “¿Para qué me sirve el conocer esto si yo quiero ser otra cosa?”. Y la realidad es que les sirve muchísimo para que aprendan a pensar. Un país que no piensa, no sirve para nada. La gente que no piensa no sirve. A la gente que no interpreta le cuesta muchísimo crecer y progresar. Y esto se da en cualquier ambiente: en el fútbol, en una empresa, en un kiosco o en donde sea. Para acceder a cualquier cosa necesitás tener una educación. E ir al colegio sirve no sólo para eso, sino para relacionarse, para conocer a los compañeros, para entender las reglas, para mover la cabecita…a mi me ha pasado lo mismo. Yo pensaba: “¿Para qué me sirve saber una regla de tres simples, si yo lo que quiero es jugar a la pelota?”. Pero después venía el técnico y me indicaba: “Vos movete para allá y después vení para acá” y yo me decía a mí mismo: “Ah, me está haciendo pensar”. Y realmente tenés que razonar para todo lo que te propongas en la vida. Esto es un ida y vuelta: cuando la persona que está del otro lado se encuentra preparada, va a crecer. Y tiene que ser así hoy nuestro país. Desde el lugar que a cada uno le toque, hay que hacerlo crecer. Y la educación es fundamental para eso…así que vamos chicos, hablemos. Charlemos.



- ¿Qué importancia tiene para vos estudiar inglés u otros idiomas que les sirven a los jugadores profesionales cuando deben ir a jugar al extranjero?

- Mirá, yo voy a hablar de mi caso: mi mamá es profesora de inglés y yo hasta el día de hoy no puedo aprender ese idioma. Soy un burro (risas). Y explicó porque: el fútbol te da tantas cosas, que te acostumbra a la comodidad. Los jugadores de fútbol somos recontra cómodos y recontra cortos, porque no hablamos de otros cosas. Te preparás para eso. Yo terminé la secundaria y no agarre un libro nunca más. Y después cuesta agarrarlo. Cuesta volver. Y te das cuenta de que cada vez se te hace más difícil. No movés el cerebro de la manera en que lo necesitás. Porque el leer, el aprender y el estudiar tienen que ser tareas constantes. Yo trato de seguir leyendo sobre los temás relacionados a lo que me gusta, que es el fútbol. Pero soy consciente de que tengo que aprender. Entonces empecé de nuevo a estudiar cuando estuve dirigiendo a Millonarios en Colombia y quiero saber inglés. Pero no lo hice por necesidad. Yo quiero aprenderlo por el hecho de querer hacerlo y para que el día de mañana, si me toca utilizarlo, ya pueda contar con esa herramienta. Y si me toca perfeccionarla, mucho mejor.

- ¿Cómo manejás un tema como el de Brian Fernández siendo la cabeza del grupo? Su enfermedad es la misma por la que pasan muchos chicos…

- Es difícil. Nosotros no estamos preparados para esas cosas. Aparte son los problemas que vienen con la sociedad nueva, como la falta de educación o la droga, que a su vez seguramente generarán nuevos problemas el día de mañana. Lo que hay que tener también es la cabeza abierta en relación a eso, para entender desde mi lugar en que lo puedo ayudar. Porque en definitiva, la cabeza del grupo tiene como objetivo final el hecho de ayudar al otro. Y yo trato de hacerlo y de no equivocarme. Yo soy padre también y esto es como con tus hijos: les querés dar lo mejor, pero si les entregas todo servido seguramente no los ayudás. Entonces busco la manera, dentro del contexto de esta problemática nueva, de poder ayudarlo. Y me enojo cuando me tengo que enojar; y hago respetar las normas, porque es necesario; pero al mismo tiempo, entiendo también que él tiene una enfermedad y por lo tanto trato de ser un poquito más flexible en relación a la situación.



-Debe ser difícil manejar una situación así. En especial en el ambiente del fútbol, que es complicado y en el cual todos se enteran de todo…

-Este ambiente no te perdona. Vos vas a la oficina y si tenés una adicción, nadie te va a hacer un control antidoping. Quizás empieces a tener un mal desempeño y cuando se den cuenta de eso, te terminen despidiendo. Pero en el fútbol te hicieron el control y chau. Y luego no tenés la posibilidad de volver a equivocarte. Porque si sos reincidente, te dan 10 años de sanción o no podés volver a jugar nunca más. Y en ese sentido me parece que está bien, porque el deporte tiene que ser sano y las reglas tienen que quedar claras para educar. Si querés desarrollar un deporte, la droga no va. Está bueno que eso sea así.

- ¿Deben hacer más hincapié en el estudio con los chicos que viven en la pensión del club?

- Es que pareciera que cuando un joven que está estudiando tiene condiciones para jugar al fútbol y se lo ve más cerca de llegar a la Primera, se le tuviera que decir: “dejá el estudio y dedicate al fútbol”. Como si ambas actividades no fueran compatibles o el estudio molestara a la hora de jugar al fútbol. Cuando en realidad es al revés. Si los chicos que juegan no van al colegio para abrir la cabeza, es muy difícil que después entiendan e interpreten, que es lo que necesito yo como entrenador. Pero ese es un tema de la sociedad, de la educación y de los padres, que quizás son más permisivos. Si vos le preguntás a un chico de menor edad que ustedes si quiere seguir yendo al colegio, casi seguro te va a decir que no. Entonces los padres tenemos que asumir ese rol y decir: “no, vos tenés que estudiar por que el día de mañana te va a servir”. Y en este caso es lo mismo: hay que terminar la secundaria. Acá en Racing hay un ejemplo reciente y muy bueno que es el de Sebastián Saja, quien terminó la secundaria de grande. Y es que a algunos chicos les pasa que no pueden terminar la escuela en su momento, porque les toca ser convocados a alguna selección y pierden el presentismo o se quedan libres por las faltas. Pero no hay que dejarla. Sino después les va a pasar como a mí, que aún no puedo aprender inglés (risas).

-¿El nivel educativo de los colegios en los últimos 20 años afectó a los jugadores?

- Todos los problemas del país se transportan a la educación de una u otra forma. Seguramente la misma calidad que tuve yo en mi época no es la que tienen hoy por hoy ustedes. Eso lamentablemente se ha ido degradando. Y no pasa sólo con los jugadores, sino con todos los que van al colegio. El problema que siguen teniendo las escuelas públicas es que cada vez tienen menos días de clases. Y es un escenario difícil. Pero hay que entender que tenemos que solucionar los problemas y tratar de hacer las cosas de la mejor forma desde el lugar que le toca a cada uno de nosotros, para poder aportar nuestro grano de arena en pos de ayudar al país, a la educación, al fútbol o al ámbito que nos toque. No hay que poner excusas. Sabemos lo que pasa. Así que hay que trabajar para solucionar esos problemas.

-¿Qué opinás de los colegios que pertenecen a una institución de fútbol, como el de Racing?

-Me parece algo muy bueno. Creo que los clubes tienen un deber social muy importante. El fútbol ha sacado a chicos de la calle y les ha salvado la vida. Entonces, que se le de ese valor a los clubes de fútbol es algo para destacar. Porque además de rescatarlos de alguna situación de riesgo, también los educan. Y los chicos a veces no se dan cuenta o no le dan valor a eso. Pero los que llegan desde otras provincias del país y vienen a jugar al fútbol a Buenos Aires, por ejemplo, reciben un techo, comida y una educación que quizás sus familias no hubieran podido costear de otro modo. El club de fútbol ocupa un rol muy importante dentro de la sociedad. Rescata a chicos y les deja una educación. No importa si después llegan a Primera o no. Se les deja un saber que los acompaña y los forma de por vida. Me parece que debería haber más instituciones que siguieran esta línea. Y mis ganas de poder aportar en este aspecto como formador, apunta a contribuir con mi experiencia y darle algo más a los chicos. No sólo desde lo futbolístico, sino desde lo humano y también desde lo profesional. Tendríamos que tener un poquito más de protagonismo y ganas de ayudar a los que lo necesitan.

-¿Considerás que los jugadores deberían tener aparte de la formación deportiva, una formación académica más allá de la que brinda el secundario?

- Es que a veces es complicado eso. Yo lo entiendo y me pongo como ejemplo, porque si no es muy fácil decir que habría que hacer las cosas de una determinada manera, cuando en realidad se actúa de otra. Yo estudié un año de Educación Física y no terminé porque al año siguiente me convocaron para la Selección Juvenil. Me fui un mes por la pretemporada, más otro por el torneo y no pude asistir más a las clases. Cuando retorné, ya empecé a jugar en la Primera y lo dejé. Y no es una excusa, pero se hace difícil. El fútbol te saca mucho tiempo. Más ahora que se juega también entremedio de la semana, por lo que a veces resulta complicado cursar de manera presencial. Si se puede estudiar algo para no perder el ritmo y para culturizarse, pero seguir una carrera universitaria es muy difícil. Pero vuelvo a insistir en que en lo mínimo e indispensable a lo que debería apuntarse, como en los países del primer mundo, es a terminar el colegio primario y el secundario. Creo que eso puede finalizarlo cualquier jugador de fútbol sin problemas. Después, si se quiere seguir estudiando y se puede, está bien. Pero siempre hay que seguir aprendiendo algo, más allá de lo que te toque ser. Hay una frase en éste ambiente que dice “si sólo sé de fútbol, no sé de nada” y es verdad. Se debe saber de todo un poco. Las cosas van evolucionando, van cambiando. Y la manera de crecer es aprender, estar, involucrarse, investigar, abrir la cabeza, leer y estar informado sobre lo que se viene.



- Contanos un poco sobre tu educación. ¿Cómo fue cuando eras pequeño?

- Yo empecé en el Colegio Marianista, cerca de Caballito. Un lugar exigente y en el que realmente me iba bien. Y empecé a jugar al fútbol de casualidad. Con amigos nos fuimos a probar un día a Atlanta y yo quedé. Tenía once años y arranqué a jugar en la categoría Infantiles. Pero al tiempo y en paralelo, también comencé a participar del baby fútbol en otro club del barrio. Entonces, de los cinco días de la semana tenía cuatro ocupados con el fútbol y el estudio se me empezó a complicar. Y la verdad es que muchas veces los chicos hacen un esfuerzo muy importante por tratar de seguir con su educación y hay que ayudarlos a que puedan hacerlo. En su momento mi familia lo entendió así y se decidió el hecho de mandarme a una escuela un poco menos exigente, pero que me quedara en el mismo club en el que entrenaba. Entonces, ya en la secundaria, hice tercero, cuarto y quinto año en River. Me iba de mi casa a las ocho de la mañana al colegio; después almorzaba en el club y entrenaba a las tres; terminaba a la seis y volvía a mi hogar a eso de las ocho de la noche. Me pasaba el día entero ahí. Por eso digo que los clubes son unos lugares de encuentro espectaculares. Una de las épocas más lindas de mi vida en cuanto a disfrute y a felicidad fue durante esos años. Esta etapa por la que pasan ustedes ahora tienen que disfrutarla mucho, porque es hermosa. Ya les llegará el tiempo de ir a la universidad, de estudiar para ustedes mismos y de prepararse. Y quizás tengan que trabajar al mismo tiempo para poder pagarse sus estudios y comiencen con las responsabilidades importantes. Pero en este momento tienen que ser felices. Eso es lo que trató de transmitirles hoy a mis hijos.



-¿Considerás que es urgente una reforma educativa?

-No entiendo mucho del tema como para opinar en profundidad. No tengo esa capacidad. Lo que si entiendo como papá y como argentino es el hecho de comprender los problemas que atraviesa la educación en el país. Y soy un convencido de que se debe invertir muchísimo más en este aspecto y que los maestros deben tener un mejor salario. Debemos apostar a un futuro mejor. Hay que buscar una solución pacífica y que no perjudique ni a los chicos ni a nadie. Algo que beneficie a todos, pero de verdad. Hay que tomar buenas decisiones para que mejore la calidad. Y para que esto pase, hay que empezar por la educación.

-¿Creés que la plata que el Estado invertía antes en el Fútbol para Todos debe destinarse al aumento de sueldos para los maestros?

-El gobierno sabrá lo que hace. Pero me parece una locura que el Estado deba pagar por el fútbol. Hay millones de cosas más importantes en el país de las que hay que ocuparse antes que de eso. Si los clubes tienen problemas económicos, que los hay, es problema de la A.F.A. y no del Gobierno Nacional. Quizás desde el Estado si se puede apostar a velar para que los clubes cumplan con la función social de la que hablábamos antes. Pero desde ahora, según mi forma de pensar, se va a empezar a invertir en donde se debe. Por que más allá del problema de la educación, que es central, hay otros igualmente importantes en la Argentina. Hay tantas urgencias que destinar plata al fútbol me parece una locura total. Los que tienen la chance de tomar decisiones que influyen en la vida de los demás, deben pensar en el bien colectivo y no en el personal.

- Hay casos de alumnos egresados del Colegio Racing que ya están jugando en Primera o que están dando sus primeros pasos, como Martínez, Mansilla, Escudero o Álvarez. ¿Cómo se los aconseja para que se concentren sólo en lo que tienen que hacer?

-Es una buena pregunta. Y pienso en el caso de Brian: el viene de un entorno social complicado y el fútbol pudo sacarlo de ese contexto. Racing le dio un lugar donde vivir y una educación. Lógicamente que él le está agradecido al club por eso y como desde el colegio se lo formó en su momento a nivel educativo y social, a mi hoy me toca formarlo a nivel futbolístico y profesional. Pero a la hora de ser formador hay que entender el contexto también. Él ha hecho un esfuerzo muy grande y ha trabajado para tener este presente. Estudió, terminó con el secundario, ha jugado en la Selección Juvenil y está en Primera División. Entonces a nosotros en nuestro rol de formadores nos toca ir más allá de lo que pasa adentro de la cancha. Yo podría quedarme sólo con las indicaciones que tengo que dar en el campo de juego, pero a mí eso es lo último que me importa. Tenemos la vocación de enseñar y eso excede los límites de lo que ocurre en el plano futbolístico. Entonces, trato de generar un vínculo. Intento ponerme en su lugar. Ayudarlo. Simplificarle las cosas. Que el jugador sepa que tiene una mano amiga por si tiene un problema serio. Y para mí eso es impagable. Si generamos un contexto de unión afuera, eso después se ve en el campo de juego. Los que en ciertos aspectos somos maestros, debemos apuntar a eso: a intentar dejar algo con lo que decimos y con lo que hacemos. Ese es mi objetivo como técnico. Y si cuando me toca irme de un club sé que pude realizarlo, me voy feliz. Ese es el objetivo que tengo en mi etapa nueva como técnico acá en Racing: que no sea lo mismo que antes. Sé que dejé algo en los jugadores, pero ya no me alcanza con eso. Quiero dejar algo en la gente, en la institución o en lo que me cruce. Así que para mí ha sido un privilegio y un honor haber hablado con ustedes.

Notas relacionadas

"Hay que levantarse y seguir"

Fútbol Masculino

Sin lugar a reproches

Fútbol Masculino

"Salió como lo planificamos"

Fútbol Masculino