Fútbol Masculino

“Disfruto de ser el arquero de Racing”

Miércoles 04 de Octubre de 2017
Una charla íntima con Juan Musso en el corazón del Cilindro. La mirada lúcida de un jugador formado en el club que entiende que la clave para ser exitoso tiene que ver con poder ser feliz adentro de la cancha. 
“Disfruto de ser el arquero de Racing”
Podría titubear. Pero no lo hace. Podría dudar o decir que no sabe bien cómo contestar. Pero no lo hace. Podría elegir el silencio. Pero no lo hace. Juan Musso escucha, se toma dos segundos y ametralla a la frivolidad que tanto abunda en estos tiempos de bombardeo comunicacional: “El éxito para mí depende de disfrutar de las cosas con responsabilidad: si no fuera feliz atajando en Racing, estaría equivocando una parte de mi vida”. De ahí en adelante o de ahí para atrás, lo que sigue es reflexionar junto a un muchacho de 23 años que está desde hace mucho en el club y que se ganó merecidamente la titularidad cuando terminaba la temporada pasada.

-Hoy sos el dueño del arco de Racing. ¿Lo tomás como punto de llegada o como un punto de partida?

-Un poco y un poco. En un club tan grande como éste, no alcanza sólo con llegar sino que hay que mantenerse en el tiempo. Y eso es lo que más trabajo lleva. Apunto a sostener un rendimiento parejo y para eso sé que tengo que ir partido a partido. Estoy en el lugar en el que siempre quise estar y eso no es poco. Pero esto recién empieza y espero tener una carrera larga.

-Miles de pibes sueñan con jugar en la Primera de Racing. ¿Por qué creés que te tocó a vos esta oportunidad?

-Se lo atribuyo a mi manera de entrenarme y de tomarme las cosas. Siempre fui práctica a práctica, día a día. Nunca me relajé y nunca me conformé con lo logrado. Mi plan fue en todo momento ir de a poco para estar a la altura del desafío que significa ser el arquero de Racing. Me parece que la personalidad tiene bastante que ver también y que no basta con pararse debajo de los tres palos: superar las adversidades es fundamental para cumplir cualquier meta que nos propongamos.

-A los arqueros les suele resultar más complicado que al resto de los jugadores sumar minutos en Primera. ¿Cómo se controla la ansiedad cuando la oportunidad no llega?

-La clave es cómo se encara la situación. Las cosas llevan su tiempo: nadie es un fenómeno de un día para el otro. Y entonces se vuelve fundamental no estancarse en el proceso de aprendizaje. Siempre soñé con ser el arquero titular de Racing a los 18 años, pero me fui dando cuenta de que era imposible, de que había que tener paciencia. Hoy se vive todo con un vértigo tremendo, como si nada fuera suficiente, y yo soy consciente de que estoy en un club gigante al que quiero mucho. Es verdad que en algún momento pensé en irme a otro lado pero, sinceramente, terminé confiando en mi capacidad para ganarme un lugar.

-¿Cuánto te ayudó en todo esto tener delante tuyo a Saja durante varios años?

-Fue importante porque él me hizo entender en dónde estaba. Cuando yo quería jugar a como diera lugar, me contó muchas cosas que me ayudaron a comprender mejor mi situación. A Seba le tocó pasar momentos difíciles acá y siempre me llamó la atención cómo los encaró. Una vez, nos reunió a los más chicos del plantel y nos explicó que, de todos los jugadores que debutaban en Primera, sólo triunfaban unos pocos y que eso se debía a las ganas y a la concentración y a la seriedad. Y esa frase me quedó retumbando en la cabeza.

-Está claro el valor de trabajar todos los días adentro de la cancha. ¿Pero qué tanto importa formarse afuera del ambiente del fútbol?

-Soy de los que, por suerte, pudieron terminar el secundario. Incluso, estudié un año de periodismo pero advertí que para ser periodista había que hacer muchas cosas para las que no estaba dispuesto en ese momento. A mí me gusta leer, me gusta la música, me gusta ir al cine. Y creo que no está bueno enroscarse todo el tiempo con el fútbol. A veces, se cree que pensar todo el tiempo en lo mismo te va a dar soluciones, pero me parece que salir del ambiente del fútbol ayuda a progresar como jugador y como persona.

-Cada arquero va construyendo un poco su estilo. ¿Cuál dirías que es el tuyo?

-Me gustan los arqueros como Neuer, De Gea y Courtois, que son grandotes pero con mucha elasticidad. Me siento identificado porque tengo un físico similar. Considero que soy bastante arriesgado para cortar los centros y para salir lejos del área. Prefiero equivocarme por jugármela y no por dudar en la decisión. Respecto al uso de los pies, cuando se puede, me gusta hacerlo. Pero para eso no sólo los arqueros debemos tener la técnica sino que también el equipo tiene que ofrecernos las posibilidades de pase adecuadas.

-¿Qué se siente cuando, de un día para el otro, escuchás que la tribuna corea tu nombre?

-Las primeras veces llama la atención y hasta da cierta incomodidad. Yo sé todo lo que hice y todo lo que soy y es raro cuando los chicos te pasan a mirar como jugador de Primera. Claro que es lindísimo que te cante la tribuna y lo entiendo porque, cuando arranqué, también iba a la popular y le cantaba a mis ídolos. Eso me pasaba, por ejemplo, con Saja. Pero después, cuando lo conocí, me di cuenta de que no era una estrella sino un tipo común que me ayudaba todos los días en el vestuario. Y verlo así me sirvió para seguir siendo una persona común, simple, sin etiquetas.

-¿Cuánto te ayudó tu familia para estar donde hoy estás?

-Sin ellos, no podría haber atravesado todo lo que me tocó superar en el fútbol. Siempre tuve claro, gracias a los valores que me transmitieron, que, si jugaba al fútbol, era porque yo quería. Jamás me dijeron que tenía que jugar para tener plata, fama o prestigio. Cada vez que tuve dudas sobre mi futuro, me recordaron que no me olvidara de que yo elegía jugar por el placer de hacerlo. Y, sobre todo, nunca me trataron de forma distinta: en mi casa, siempre se festejaron igual las buenas notas de mi hermana, que se recibió de contadora, que mis atajadas.

-Venís cumpliendo un sueño detrás del otro. ¿Qué es lo que se viene?

-Este club no te da posibilidades de distraerte y, por lo tanto, no hay demasiado tiempo para pensar en el futuro. Pero, además, ninguno de nosotros puede controlar lo que vendrá más adelante. Yo, por lo pronto, disfruto de cada entrenamiento. Si bien ser jugador es más duro que cuando uno lo imagina de chico, a mí nadie me obligó a estar acá. Podría haber estudiado otra cosa pero quise dedicarme al fútbol. Y no tengo vergüenza de decirlo porque es lo que me pasa. El secreto de todo esto es cómo te lo tomás y yo siempre lo vivo con calma porque sé que doy lo máximo en cada circunstancia. Y, entonces, si me equivoco, me perdono enseguida y sigo trabajando para crecer.

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