Fútbol Masculino

Maldición clásica

Sábado 25 de Noviembre de 2017
Racing acumuló méritos suficientes como para merecer al menos el empate pero no tuvo gol y perdió por 1 a 0 con Independiente en el Cilindro. Leandro Fernández, cuando promediaba la primera etapa, convirtió el único tanto de la noche.
Maldición clásica
No quiso entrar. Por supuesto que es válido pensar y repensar qué faltó para festejar en la cita en la que todos querían festejar. Pero la realidad es que Racing, aun con límites en su rendimiento, no fue superado por Independiente en el clásico de la décima fecha. Y la pelota, que a veces se encapricha increíblemente, se negó a meterse en el arco rojo. Y así, con el 1 a 0 en contra, la Academia dejó pasar una inmejorable oportunidad de reencontrarse con la sonrisa en casa.

Con el ánimo por las nubes salió a jugar un equipo que sabía que la responsabilidad le correspondía. Lautaro Martínez demoró apenas segundos en transformarse en la referencia ineludible para los de celeste y blanco. Los demás sostuvieron un alto nivel de agresividad para empujar a un adversario que, con mayoría de suplentes, se recostó en su campo para tratar de aprovechar el error ajeno. Tuvo alguna que otra oportunidad el dueño de casa aunque no consiguió que la chance quedara en los pies de su figura. La visita, en cambio, sólo necesitó patear una vez al arco para sacar ventaja: Leandro Fernández capitalizó una falla defensiva a los 29 y, de zurda, rompió el cero. Rodrigo Moreira se fue expulsado poco después por dos infracciones contra Martínez pero la Academia no encontró hasta el descanso cómo doblegar la resistencia de los centrales contrarios.

Las circunstancias apuraban. Y Lisandro López entró por Egidio Arévalo Ríos para instalar el desarrollo cerca de Gonzalo Rehak. Andrés Ibargüen asomó como una carta desequilibrante contra la banda izquierda pero a los avances les costó terminar en situaciones serias de peligro. La necesidad de arriesgar aumentaba y Brian Mansilla pisó el césped en lugar de Renzo Saravia. Martínez, clave en el ataque, reventó el poste con un zurdazo. Al rato, Ibargüen y Licha estuvieron a nada de empatar. Alexis Soto probó desde afuera pero la suerte se hacía esquiva. Martín Ojeda, la última baraja desde el banco, reemplazó a Soto para tratar de aportar algo de claridad. Pero no era la noche de Racing.

Quizás la mejor imagen de la desazón celeste y blanca haya sido Lautaro maldiciendo al cielo por haber desperdiciando esa pelota que quedó bollando en el área después de un centro de Mansilla. La Academia intentó como pudo, con amor propio pero sin lucidez, y se sumergió en la bronca por haberse quedado con las manos vacías en el partido más esperado del año.

Fotos: Paola Lara y Juan Carlos Baldovino.

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