Fútbol Masculino

Al ritmo del triunfo

Viernes 16 de Febrero de 2018
Con un juego que creció con el paso de los minutos y que terminó por mostrarlo en un muy buen nivel, Racing le ganó con claridad a Lanús por 3 a 1 y se quedó con una nueva victoria, la tercera consecutiva tanto en el torneo como en el Cilindro.     
Al ritmo del triunfo
Lo empezó sufriendo y lo terminó disfrutando. Comenzó con algunas dudas y lo cerró con muchas certezas. La Academia volvió a demostrar ante su gente que el buen momento que atraviesa trasciende sólo la fase de los resultados y se extiende cada vez más al juego, como una consecuencia lógica del trabajo constante y sostenido. Los del Chacho Coudet fueron más que Lanús y lo dejaron claro durante gran parte del cotejo, luego de haber superado los primeros minutos en los que se vio a un rival mejor plantado en el campo. De esta forma Racing sumó el tercer triunfo consecutivo en sus últimas tres presentaciones (el tercero seguido como local, además) y ya está entre los diez primeros de la Superliga.

A pesar de que el final fue el ideal, el comienzo no fue igual de alentador. Lanús salió mejor durante los primeros minutos e hizo su sentir su presencia con argumentos sólidos. La presión alta en el campo rival junto al uso de todo el ancho del terreno en la faceta ofensiva, explicitada en la figura de Lautato Acosta, desconcertaron a la Academia y pusieron al rival de cara al gol a poco del pitazo inicial. Pero una intervención conjunta de los reflejos de Musso y del travesaño le negó la chance a Pasquini de que festejara luego de un violento cabezazo.
 
Racing recibió las señales evidenciadas por Lanús y de manera progresiva corrigió su andar en el juego. El equipo adelantó sus líneas, se paró de manera más compacta y ajustó las marcas en el medio para conseguir lo que no había tenido durante los primeros 20 minutos: el control de la pelota, que hasta entonces era propiedad casi exclusiva de su adversario. Y con el paso de los minutos se acercó cada vez más hasta las cercanías del arco defendido por Andrada, hasta que finalmente logró la diferencia. Luego de un córner logrado tras un ataque conjunto entre Lautaro y Licha, Neri Cardozo mandó el centro y Donatti le ganó con claridad en el salto a Thaller, para estampar un fuerte frentazo cruzado que entró por el segundo palo.

El gol fue el aliciente que los dirigidos por Coudet necesitaban para darse cuenta de que si querían, podían. Y desde esos 29 minutos del primer festejo hasta el final de la primera etapa, Lanús casi no volvió a generar peligro. Todo fue de la Academia. Y Licha lo tuvo dos veces claras, pero Andrada le ganó el duelo en un mano a mano por la derecha y luego un zapatazo cruzado del capitán con destino de ángulo diestro escapó apenas alto.

 Y si durante la primera etapa el fútbol mostrado por los académicos había dejado algunas dudas sobre el arranque, durante los segundos 45 minutos no hubo lugar para ninguna otra interpretación: Racing fue más. Junto al aplomo de los hombres que habían sido importantes para lograr la diferencia, apareció la desfachatez de los pibes del club y entonces ya no quedó lugar para que el rival pudiera plantear un juego cercano al que había practicado en los albores del partido.
 
Un contragolpe de genial ejecución comenzado por Zaracho, definido por Martínez y rematado al gol por Centurión tras la respuesta inicial del arquero granate, le puso a la noche la cuota de baile en el Cilindro y aumentó la ventaja. Corrían 18 minutos. Y tres más tarde todo el estadio volvió a gritar un nuevo gol. Martínez se generó sólo una frenética acción ofensiva entre varios rivales y cuando enfrentó al guardameta, decidió usar la cabeza en vez de los pies y habilitó por la derecha para Solari, que sin marca remató para poner la algarabía académica a flor de piel. El brillo de Racing era tan evidente como el 3 a 0, que definía la historia a los 20 minutos del complemento.

El descuento del rival terminó por quedar para la anécdota futbolera, evidenciado en un preciso cabezazo de Román Martínez que dejó sin reacción a Musso. Luego la Academia pudo ampliar la ventaja, pero Andrada se transformó en el sostén de su arco y le tapó dos tiros con destino de gol a Centurión y a Ojeda. 
El pitazo final no dejó margen para más fútbol. Pero si para más festejo. El Racing de Coudet bailó al ritmo del fútbol y dejó en claro que todavía está para mucho más, pero que en cada presentación juega un poco mejor. Y ese es otro motivo para celebrar.   

Notas relacionadas

"Todavía falta mucho"

Fútbol Masculino

Cerca de lo ideal

Fútbol Masculino

"Hay que levantarse y seguir"

Fútbol Masculino